[252] Ibídem, pp. 157 y 158. Reig Tapia resume en ocho puntos el estado actual de su conocimiento sobre los sucesos de Badajoz, lo que resulta una buena síntesis de la tesis de la izquierda historiográfica más radical sobre la cuestión: 1. Los nacionales se cebaron en las matanzas de Badajoz, por ser el primer obstáculo serio que se encontraron en su avance, para que sirviese de ejemplo. Reig olvida las «matanzas» cometidas en Sevilla por Queipo, las de Almendralejo, etc. a las que él mismo y Rojas, entre otros, hacen alusión en sus escritos. 2. Durante veinticuatro horas nadie pudo entrar en la ciudad, el tiempo que duró el expolio, saqueo, violaciones y castraciones. 3. Los saqueos fueron sistemáticos y tolerados como forma de pago a los soldados mercenarios de África. 4. Hubo fusilamientos masivos con ametralladoras en las calles y plazas de Badajoz, sobre todo en la de toros, cuyo albero quedó empapado en sangre, como demuestran los testimonios de The Times y del The New York Times que ya hemos analizado y visto como poco fiables. Cita varios casos concretos sin indicar la fuente. 5. Los fusilamientos no fueron fruto de consejo de guerra alguno, como confirmó el propio Yagüe. Fueron sin consejo de guerra, ya que esta práctica no se generalizó hasta pasados unos meses del comienzo del conflicto. 6. El número de fusilados fue tan grande que hubo que incinerar los cadáveres o enterrarlos en fosas comunes para prevenir enfermedades, pero también para no retrasar el avance de las tropas africanistas. Neves habla de unos trescientos cadáveres, de los dos bandos, incinerados. Al día de la fecha no se han desenterrado las grandes fosas en que se supone están los varios miles de cadáveres fruto de la represión de los nacionales tras tomar Badajoz. 7. Tras la represión militar se produjo otra ejercida por falangistas, guardias civiles y caciques locales. «Todo lo cual, bajo eufemismos tales como operaciones de limpieza o de pacificación, permite hablar de política de exterminio y de prácticas genocidas por parte de los mandos autollamados nacionales». 8. Se ha pretendido negar, ocultar y silenciar la terrible realidad de un auténtico genocidio.<<