1939
Finalmente golpeado ulula el helicóptero —zángano enloquecido— ulula grita gime araña el aire con sus mancas hélices se empluma a contraviento el helicóptero verde pardo que no quiere morir. Brinca desesperada la blanca estrella guerrera pero helo aquí al zángano de la muerte el pequeño fusil le ha arrancado las alas y ahora yace grasiento el tierno vientre al sol cebo de sangre entre la verde trampa de la selva. ¡Oh, zángano, oh, zángano, ven!