Mongolia, 1916 ࢤ 1959
No tiene la paloma las uñas del halcón, No dispone tampoco del valor de las águilas, Jamás ella ha cantado igual que un ruiseñor. ¡Y la gloria jamás ha hablado de ella —¡lástima!...
Pero ella —tranquila y amable— es enemiga De crímenes y guerras, destrucciones, matanzas. A los enamorados sus alas ella tiende, Por eso la veneran, la quieren y la aman.
La paloma en su vuelo cruza espacios lejanos Que el hombre con los ojos deseó tanto tiempo, Pero alejada de ellos, allá por las alturas No era una realidad, sino un hermoso sueño.
¡La paloma que a todos parecía inalcanzable Respondió a pesar de eso al llamado del pueblo! Fieles a las ideas de paz del leninismo acudió la paloma a los hombres soviéticos.
Ellos le dieron alas mayores, como al águila, En su pecho pusieron el valor del halcón, Igual que el ruiseñor a cantar le enseñaron, ¡Le encendieron de fuego vital el corazón!
¡Ave fuerte y valiente! ¡Desde ahora a los hombres Nunca abandonará, permanecerá fiel! La paloma y la paz: Dos palabras gemelas Que se repiten una y otra vez y otra vez. La paloma es el bálsamo de los enamorados, De todos los que viven en la tierra. ¡Eso es!
La paloma transporta la voz de todo el pueblo: «¡Que no se vierta sangre! ¡Que no haya amenazas! ¡Que no truenen de nuevo los ruidosos cañones! ¡No se fisione el átomo para bombas macabras!» Agitando veloces las alas poderosas La paloma destruye lamentos y dolor.
¡Al encuentro del sol vuela airosa y alegre, Haciendo polvo la mentira y la traición! ¡Paloma! ¡Con nosotros estás! ¡Tú eres valiente Y eres fuerte! ¡Destruye al traidor opresor!
Versión: Rubén Martí y David Chericián