Finlandia, 1904 ࢤ 1980
...no tengo miedo ya,
no me asusta pensar
que mi deber será crear una vida
de mucho sufrimiento, de mucho amor,
rica en belleza,
en su sed ardiendo.
Miro adelante, con ojos encantados, en mí vive un suspiro: no te tengo miedo, vida.
¡Escucha, generación! El hierro ha aprendido a llorar, el acero llora.
Con gargantas de plomo aúllan en los mares nocturnos los monstruosos cruceros acorazados.
¡Escucha, generación!
La tierra suspira bajo la ola de hierro de los regimientos,
y por debajo de la ola de acero de los tanques
sube un lamento agotado,
llenando de llanto el espacio,
los mares y la tierra
hasta el azul del cielo.
¡Escucha, generación! El hierro llora. El siglo de las cruces llora con la voz del acero.
Llora el siglo de la locura con su garganta de plomo.
Vendrá la guerra, tengo que irme. No me olvides.
Vendrá la guerra.
Vivimos a la sombra de las alas
de la muerte. No tengas miedo, no me olvides. Por esos ojos que quiero: No me olvides.
Volveré, soldado,
levantaré la bandera de la vida,
sobre las tumbas, sobre las ruinas levantaré la bandera
de la vida,
volveré con las alas de la revolución, con el corazón colmado de amor.
Levantaremos la bandera del porvenir, toda roja. Alegraos, muertos, vuestras lágrimas no fueron vanas. Sonreíd, ruinas —crecerá otro mundo sobre vuestros hombros Glorioso será el día cuando vuelvan los soldados.
Cantad vuestras marchas militares,
dejad que suenen vuestros himnos patrióticos,
será fácil mecerse a su son, soñando con las espadas,
con las grandes hazañas. La melodía de nuestra canción será otra. En ella suena el duro murmullo de las fábricas, el ruido de los árboles que caen en la niebla fría del Norte, el gruñido bajo, terrestre, de los días de pago. La vida nos ha dado las palabras, ahí van:
Grande será tu levantamiento, pueblo engañado, pisado, robado.
Versiones: Matti Rossi