Uzbekistán, 1903 ࢤ 1966
Encuentro el nombre de la tejedora si leo en el tapiz multicolor. Una estrella disuelvo en el tintero para que mis estancias den fulgor.
Espero desde siempre el nuevo día que desplace el imperio de la noche. La vida recomienza con el alba y la dicha renace con el sol.
Abrí el cuaderno. Rojo estaba el cielo y sobre el río el día se encendió. Mi pluma aprisa va, de un verso a otro, como un rayo de luz de flor en flor.
Que se refleje todo el blanco mundo en el papel donde escribiendo estoy. La muchacha se ríe sobre el río y el río le responde en esplendor.
Versión: Luis Marré
Toda la primavera en una gota de miel está, y en una gota el mundo: así el olor de los manzanos brota, dan los higos así su olor profundo.
Se encierra en ella el zumo de las flores, de la almendra, del lirio, de la pera... La tierra le dio todos los primores y las fragancias de la primavera.
Puede ser que la abeja que del Norte viene con sus hermanas en tropel a un país de calor, lejos, transporte, como en relevos, la sabrosa miel.
Pero hay en ella un amargor silvestre, aroma de resinas... Y no en vano
me enorgullece que mi casa muestre las muchas flores que plantó mi mano.
Al tomar miel en su país de nieve quizá un héroe del Ártico perciba el olor de mis flores, que se mueve entre mis dedos como cosa viva.
Todo en mi verso uní para la gente: flores, amor, ruidos de primavera, y el mundo se ve en él, que es solamente una gota de miel viva y entera.
Versión: Desiderio Navarro y David Chericián