1816 ࢤ 1887
Al ciudadano Gustave Lefran^ais, miembro de la Comuna
Es la lucha final: Agrupémonos y mañana La Internacional Será el género humano.
¡De pie los condenados de la tierra! ¡De pie, los forzados del hambre! La razón truena en su cráter, Es la erupción del final.
Hagamos del pasado tabla rasa, Esclava multitud, ¡de pie!, ¡de pie! El mundo va a cambiar de base Nada somos, ¡todo vamos a ser!
No más salvadores supremos: Ni Dios, ni César, ni tribuno, Productores, ¡salvémonos nosotros! ¡Decretemos el saludo común! Para que rinda cuentas el ladrón,
Y sacar de su cárcel al espíritu, Avivemos nosotros nuestra forja,
¡El golpe al hierro cuando está caliente!
El Estado oprime y la ley engaña, El impuesto desangra al desdichado; Ningún deber al rico se le impone; El derecho del pobre es letra muerta. No más languidecer bajo tutela, Quiere otras leyes la igualdad: «¡Nada de derechos sin deberes, dice,
Y nada de deberes sin derechos!».
Horrendos en sus apoteosis, Los reyes de la mina y del riel ¿Han hecho alguna vez alguna cosa Que no sea apropiarse del trabajo? En las cajas fuertes de la pandilla Lo que él ha creado se ha reunido.
Al decretar que todo lo devuelvan No pide el pueblo más que lo debido.
Los reyes nos hartan de humo, ¡Paz a nosotros, guerra a los tiranos! Apliquemos la huelga a los ejércitos, ¡Rompamos filas, el garrote en mano! Si se obstinan estos caníbales En hacer héroes de nosotros, Pronto sabrán que nuestras balas Son para nuestros propios generales.
Obreros, campesinos, nosotros somos El gran partido de los trabajadores; La tierra no pertenece más que a los hombres, El ocioso irá a vivir en otra parte. ¡Con cuánta carne nuestra se alimentan! Pero si los cuervos, los buitres Desaparecen, una de estas mañanas, ¡El sol por siempre brillará!
Es la lucha final: Agrupémonos y mañana La Internacional Será el género humano.
París, junio de 1871
Versión (literal): David Chericián