Irak, 1926 ࢤ 1999
1
He nacido en la era de las traiciones en los tiempos del dolor y de las revoluciones mi padre era un esclavo, cayó muerto sobre su arado y yo era un poeta errante
en mi niñez yo perseguía la mariposa de la luna en las terrazas de las ciudades de cobre en su ausencia, yo hacía resonar las campanas en mis poemas, yo cavaba un túnel hacia el cielo de mi aldea azul
yo emigraba con los pájaros y los idiomas de los libros de los
revolucionarios he nacido exorcizado, mis pies transportaban el viento mi corazón entregado a las manos del destino como un martillo rojo he percibido en la videncia de lo invisible en las estrellas que puntean
y en la experiencia de las noches: un pájaro carnicero surgiendo con el
alba se abatía sobre el rebaño descuartizando las leyendas de esas ciudades desfiguradas en la tempestad
del trueno y las garras de acero plantando el pico en su carne dentada desplegando sus alas sobre las ruinas del viejo mundo. Yo he visto: los reyes del mundo, sus criados y la cara de los tiranos aterrorizados cercando los rebeldes y el pájaro del trueno sin alas
lanzar un grito y abatirse, destripado por un puñal envenenado
2
Mi padre era un esclavo, cayó muerto sobre su arado pero bajo la cuchilla del verdugo yo muero como mártir
3
Que se alcen las banderas de la Comuna de París y que de nuevo se levanten los pobres de la tierra
sangre sobre las iglesias góticas rojas sangre sobre las campanas
sangre sobre los poemas de las lluvias y de los cuadros sangre sobre los cuadernos escolares sangre sobre París
derramándose como tromba sobre las casas y cae la nieve
5
en mis poemas rompo el cerco
de esas ciudades degolladas y andrajosas
6
Vendrá de nuevo el Cristo fiel
pero esta vez, vendrá al país de la noche, de la nieve, de atrás de esta muralla acribillada
he aquí que lo veo en el éter manteniéndose a la puerta del futuro lejano sosteniendo en una mano una espada, en la otra una rama de olivo depositando su crucifijo sobre las ruinas del viejo mundo
7
Que arda París
nuestro amor es una herida y esa sangre en su cielo es una profecía di:
incendio
en mi prisión el guardián me ha deslizado un libro de cubierta negra
no tenía título hablaba de San Agustín
y de milagros del pájaro del trueno y de las revelaciones de un oscuro profeta de China
lo he disimulado bajo mi camisa agradeciéndole al guardián sumido en
su mutismo y su capote usado mis lágrimas se han secado antes de nacer en mis ojos he escrito en el margen del libro una carta a una mujer desconocida yo la había amado en los tiempos de la juventud le he dicho: Oh lago poblado de frases de amor, de estrellas y de peces le he dicho: adiós
he dibujado en los cuadernos de la muerte un talismán he besado sus ojos verdes le he dicho... y el tiempo se ha cortado el ángel ha descendido sobre París
y los muertos se han levantado de sus tumbas aclamando al Mesías del mundo nuevo
esperando al visitante desconocido que viene de los poemas de amor y
de las alas de la primavera
coronado de fuego y de nieve
He dicho, pero la mano de San Agustín
ha bendecido al niño
en el vientre de la que yo he amado en los tiempos de la juventud le he escrito en los cuadernos de la muerte una larga carta que habla del dolor, de la presencia y de los milagros de la luz
9
Que se alcen las banderas de la Comuna de París y que de nuevo se levanten los pobres de la tierra
10
la separación fue la muerte
ella venía con el alba para extraer del cofre de ese cuerpo las joyas
la esperanza viajera y la llama de la vida ella venía con el verdugo
trayendo la herencia de siglos que han ardido sus tiranos en los rayos
del nacimiento con el dominador de la naturaleza, el hombre pare pues, madre!
mi ataúd sobre la mariposa del relámpago se dirige hacia los campos
y los bosques siémbrame, pues, como cenizas de la mañana
en las ciudades del hambre y en los tiempos del dolor y de las revoluciones yo nazco —a través de ese mundo que promete el diluvio— de nuevo con los millones a los que tortura su larga espera para que se levante en esta ciudad mártir una nueva Comuna.
Versión: Francisco de Oraá