Alemania, 1898 ࢤ 1956
1
Al morir Lenin,
un soldado de la guardia, según se cuenta,
dijo a sus camaradas: Yo no quería
creerlo. Fui donde él estaba
y le grité al oído: «Ilich,
ahí vienen los explotadores». No se movió.
Ahora estoy seguro de que ha muerto.
2
Si un hombre bueno quiere irse, ¿con qué se le puede detener? Dile para qué es útil. Eso lo puede detener.
3
¿Qué podía detener a Lenin?
4
El soldado pensó:
Si oye que los explotadores vienen,
puede que estando sólo enfermo se levante.
Quizás; venga con muletas.
Quizás haga que lo traigan
pero se levantará y vendrá
para luchar contra los explotadores.
5
El soldado sabía que Lenin había peleado toda su vida contra los explotadores.
6
Cuando terminaron de tomar por asalto el Palacio de Invierno, el soldado quiso regresar a su hogar, porque allí se habían repartido ya las tierras de los propietarios. Entonces Lenin le dijo: Quédate. Todavía hay explotadores.
Y mientras haya explotación hay que luchar contra ella. Mientras tú existas,
tienes que luchar contra ella.
7
Los débiles no luchan. Los más fuertes quizás luchan una hora.
Los que aún son más fuertes, luchan unos años. Pero
los más fuertes de todos luchan toda su vida. Éstos son los
indispensables.
8
Cuando la opresión aumenta, otros se desaniman pero su valor crece.
Él organiza la lucha
por un centavo de sueldo, por el agua de té, por el poder del Estado.
Le pregunta a la propiedad: ¿De dónde surgiste? Le pregunta a las opiniones: ¿A quién sirven ustedes?
Donde siempre callan todos, allí hablará él.
Y donde reina la opinión y se habla del destino, él dará los nombres.
Donde él se sienta a la mesa,
se está sentando la inconformidad a la mesa.
La comida se echa a perder
y en seguida se ve lo estrecho que es el cuarto.
A donde le echen, allí
irá la insurrección, y en el sitio
de donde lo expulsen
seguirá reinando la intranquilidad.
Por la época en que Lenin murió y faltó
se había obtenido la victoria, pero el país estaba destruido.
Las masas habían despertado,
pero el camino estaba oscuro,
Al morir Lenin,
los soldados se sentaron sobre las piedras del camino y lloraron y los obreros abandonaron las máquinas y agitaron los puños.
10
Al irse Lenin, fue
como si el árbol le dijera a las hojas: Me marcho.
11
Desde entonces han pasado quince años.
Una sexta parte de la tierra
está liberada de la explotación.
Cuando se grita: «Ahí vienen los explotadores»,
las masas siempre se yerguen de nuevo
dispuestas a luchar.
12
Lenin está inscrito
en el gran corazón de la clase obrera. Él fue nuestro maestro. Él luchó con nosotros. Él está inscrito
en el gran corazón de la clase obrera).
Versiones: Olimpia Sigarroa y Víctor Casaus
Tú tienes dos ojos
El Partido tiene mil ojos.
El Partido ve siete estados
El individuo ve una ciudad.
El individuo tiene su hora
Pero el Partido tiene muchas horas.
El individuo puede ser destruido
Pero el Partido no puede ser destruido. Pues es la vanguardia de las masas Y guía su lucha.
Con los métodos de los clásicos, que son tomados Del conocimiento de la realidad.
1
Hermanos, si yo me hallara entre ustedes
En las estepas nevadas del Este fuera uno de ustedes
Uno de miles, entre chatarras
También diría lo que ustedes dicen: Seguro
Debe haber un camino de vuelta al hogar.
Pero, hermanos, hermanos míos Debajo del casco, dentro del cráneo Sabría lo que ustedes saben: que No hay ningún camino de retorno al hogar.
En el mapa del atlas escolar El camino hacia Smolensk no es más grande Que el meñique del Führer, pero En los campos nevados es más largo, Muy largo, tan largo.
La nieve no es eterna, sólo llega hasta la primavera Pero tampoco el hombre es eterno, a la primavera No llega
Así debo morir, lo sé.
Con el ropaje del bandido debo morir
Morir con la camisa del incendiario.
Como uno entre muchos, uno entre miles
Acosado por bandido, lapidado por incendiario.
2
Hermanos, si yo estuviera entre ustedes Y con ustedes, trotara sobre el helado desierto Preguntaría lo que ustedes preguntan: ¿Por qué He venido aquí, de donde Ningún camino jamás nos conducirá al hogar?
¿Por qué me puse el ropaje del bandido?
¿Por qué me puse la camisa del incendiario?
No fue por hambre, ni
Fue por el placer de matar, no.
Sólo porque era un esclavo
Y me reclutaron
Partí para matar e incendiar
Y ahora seré acosado
Y ahora seré lapidado.
3
Porque irrumpí brutalmente En la pacífica tierra de los campesinos y obreros Del gran orden, de la construcción incesante Hollando y destrozando sembrados y koljoses Saqueando fábricas, molinos y represas Interrumpiendo las clases de las mil escuelas Impidiendo las reuniones de los soviets incansables: Por eso debo morir ahora como una rata A la que el campesino ha cazado.
4
Para que de mí quede limpia La faz de la tierra
¡De mí, lepra! Para que se estatuya un ejemplo Conmigo para todos los tiempos, cómo se debe proceder Con bandidos e incendiarios
Y con los esclavos de los bandidos e incendiarios.
5
Y así dirán las madres, no tenemos hijos.
Y así dirán los niños, no tenemos padres.
Y así habrá túmulos, que nada dirán.
6
Y nunca más veré
La tierra de donde partí
Ni los bosques de Baviera, ni las montañas del Sur Tampoco el mar, ni las llanuras de la Marca, ni el pino Tampoco los viñedos en las riberas de la Franconia. Ni en la mañana gris, ni al mediodía
Y tampoco al caer la tarde.
Ni las ciudades y la ciudad donde nací. Ni el taller, y nunca más el cuartucho
Y tampoco la silla.
Todo esto jamás lo volveré a ver.
Y ninguno de los que partió conmigo
Lo ha de volver a ver siquiera una vez más. Ni yo, ni tú
Oiremos la voz de las madres y mujeres El viento batiendo contra la chimenea del hogar El alegre bullicio de la ciudad, o el amargo.
7
Sino que moriré en la madurez de la vida
No amado, no extrañado
Loco conductor de una máquina de guerra.
Incorregible, salvo en la hora final Inexperto, salvo para matar No extrañado, salvo por los matarifes.
Y yaceré bajo la tierra Que he destrozado
Un parásito, por el que no se siente lástima, Junto a mi fosa se sentirá alivio.
Pues, ¿qué han tirado ahí?
Un quintal de carne en un tanque, que pronto se pudrió.
¿Qué es lo que se pierde?
Un arbusto seco, que se congeló
Una mierda, que fue paleada
Una peste, que el viento se llevó.
Hermanos, si ahora estuviera entre ustedes En el camino de retorno a Smolensk De Smolensk de retorno, hacia la nada
Sentiría lo que ustedes sienten: Siempre Supe debajo del casco, dentro del cráneo Que lo malo no es bueno Que dos más dos son cuatro
Y que morirá quien vaya con él Con el sanguinario gritón Con el sanguinario imbécil.
Que no sabía que el camino hacia Moscú es largo Muy largo, tan largo.
Que el invierno en las tierras orientales es frío
Muy frío, tan frío.
Que los campesinos y obreros del nuevo Estado Defenderían su tierra y sus ciudades Hasta arrasar con todos nosotros.
Ante los bosques, tras los cañones
En las calles y en las casas
Bajo los tanques, en las aceras
Por los hombres, por las mujeres, por los niños
En el frío, en la noche, en el hambre
Seremos todos arrasados
Hoy o mañana o al siguiente día
Yo y tú y el general, todo
Lo que aquí vino a desolar
Lo que la mano del hombre levantó.
9
Porque cuesta tanto trabajo cultivar la tierra
Porque cuesta tanto sudor construir una casa
Talar los árboles, dibujar el plano
Levantar los muros, cubrir el techo,
Porque cansaba tanto, porque la esperanza era tan grande.
11
Durante milenios se oyeron risotadas
Cuando se violaban las obras del hombre.
Mas ahora correrá la voz por todos los continentes:
El pie, que hollara los campos de los nuevos tractoristas Está seco.
La mano, que se levantará contra la obra de los nuevos constructores Está cortada.
Versiones: Malena Barro y Julio Babruskinas