Argelia, 1926 ࢤ 1973

Y ahora cantaremos el amor

Pues no hay revolución sin amor,

No hay mañana sin sonrisa.

La belleza en nuestros labios es un fruto continuo.

Ella tiene el sabor exacto de los erizos de mar que se recogen en el alba

y en las olas modula su canto. Pues todo es canto —¡exceptuando la muerte! ¡Te amo!

Hay que cantar, Revolución, el cuerpo sin cesar renovado de la Mujer La mano del Amigo,

El garbo como una escritura en el espacio De todos esos transeúntes Que dan a nuestro andar su verdadera luz, Su impulso a nuestro corazón.

¡Oh vosotros todos los que constituís la belleza serena o violenta, Cuerpos puros en la alquimia incansable de la Revolución, Miradas incorruptibles, besos, deseos en los tanteos de nuestra lucha, Puntos de apoyo, puntos reales para puntuar nuestra esperanza. ¡Oh vosotros, hermanos y hermanas, ciudadanos de belleza, entrad en el Poema!

He aquí el mar. La bahía (puesto que ella es un fruto de la luz y de

nuestra mirada). Los jóvenes cuerpos están llenos de signos del mar (Oh, esto lo repito pues la belleza en nuestra página es de un infinito

reconocimiento...) Todo es luz y canto mientras la Revolución forja sus herramientas. He aquí el mar. Tu cuerpo, pantano salino donde reino sediento. Beberemos el mar. Yo beberé tu alma.

Ebrio de sal. Ebrio de sed. A sorbos pequeños me bebo tu alma.

¡Qué espacio entre nuestras más cerradas conexiones!

¡Qué mutaciones en este alambique saqueado!

Tú irradias, portadora de planetas,

Al borde de los abismos de lino.

En el otro vertiente de nosotros mismos

Nos tambaleamos. He aquí el mar.

He aquí los campos. Los sarmientos retorcidos. Y también los retoños,

la adornada yerba, la tierra

¡Ancha como tus caderas! Y las palmas a lo largo

De las largas carreteras asfaltadas. Cantaremos el amor

Pues la Revolución en esta tierra es el elemento de fecundación capital ¡Qué gloria

en esta simple mirada infantil —bajo ese velo

Qué promesa! Cuán turbadoras son aquí las mañanas,

Perpetuamente nuevas en sus modulaciones. —¿Quién cantará aquí dos veces el mismo canto?

Y ahora el amor hasta saciarse.

En nuestros dientes estallan las nuevas granadas, ¡Las granadas de la conciencia popular, los frutos!

Tu cuerpo era casi impalpable —¡y yo lo recorría con mis labios! Tan grande era sobre ti la multitud del sol

Y alrededor las arenas.

(Las palabras, dime, oh amor mío, vamos a renovar las palabras, A vestirlas de nuevo —que ya no sientan vergüenza en la ganga donde

la desgracia las había puesto. Que salgan, que vayan a la calle, por el muelle, a los campos, Que, como tú, tengan la sonrisa apaciguada. En la boca de las palabras el espesor del mar, ¡el espesor de tus labios!

La belleza en tus labios es un fuego continuo,

El pájaro del sol que se empeña sobre su nidada milagrosa

—¡Y acierta!

¡Oh, no acabo nunca de saludar al día, de poner mi delirio En el orden cotidiano, de ordenarlo sobre tu cuerpo y de dar vida al alfabeto del sueño! Te amo. La Revolución asciende.

Entre la pura sinfonía de los jóvenes cuerpos frente al mar.

Y nosotros nos hemos acercado. ¡Qué deslumbramiento, tierra leal Qué bondad!

La belleza estaba allí, para el primer llegado, al alcance de la mano

Vulnerable y huraño, un fruto en equilibrio

Entre la mirada y el hambre. En mí

los pájaros, los pájaros

Aleteaban, las palabras tomaban

Sus sandalias de caminar. ¡Revolución,

Ella era la mañana!

He visto al más bello pueblo de la tierra Sonreír a la fruta y a la fruta entregarse.

Pues la fruta concurre si tú la convidas a las fiestas del hombre,

La fruta estalla como una pupila.

Tú crees que ella está en el desorden pero va nadando a brazadas regulares.

Escucha el erizo a la medusa que se despliega para defenderse:

Una melodía del espacio —y el cosmonauta responde.

Tu corazón no estalla de alegría, se redondea, se compone.

La paz es dulce sobre nuestra piel. Te amo. Tú eres fuerte como un comité de gestión

Como una cooperativa agrícola

Como una cervecería nacionalizada

Como la rosa de mediodía

Como la unidad del pueblo

Como una célula de alfabetización

Como un centro profesional

Como una palabra de meddah

Como el olor del jazmín en la calle de Tayeb

Como un gouache de Benanteur

Como el canto de las paredes y la metamorfosis de las consignas

Como la soleá de mí madre

Los azules los tierras de Zerarti

Como los bañistas en Pointe-Pescade

Como el Negro de Timgad

La Venus de Cherchell

Mi corazón mis graffiti.

Te amo. Tú eres mi locura positiva.

Como una sandía muy roja

Como la sonrisa de Ahmed

Como una camisa de China

Una djebbah de Yasmina

Como un hermoso discurso político

Como un camión lleno de risas

Como una muchacha que se quita el velo

Como otra que se lo vuelve a poner

Como un carnicero que anuncia precios bajos

Como un espectáculo logrado

Como la multitud que aclama

Como Jean quien sobre una piedra

Coloca otra y nombra la tierra

Como el chorro de agua en el patio

Como la bouqala en la noche

Como una oración de Djelal

Una elegía de Anna Greki

Como una fórmula matemática

Como la historia de Medjnoun

Y su leila

Como el desfile del 1° de Noviembre

Como la certidumbre de Bachir

Como las escaleras de Odessa

Como los olivos en Tilioua

Como un danzarín de hadaoui

Como el Anka y su paloma

Como Yahia pelando el noun

Y como Natalie que pela

Una naranja.

Tú eres mi poesía activa. Te amo.

Sí, tú eres fuerte, eres bella

Como las palabras que en la hoja encuentran

Su sitio

Nuestro dolor cicatrizado Nuestro milagro del perdón Como los youyous23 en las terrazas El satélite que responde Como un guijarro entre tu mano

Y mi mano Para dar testimonio del verano. Juntos hemos afrontado el ridículo, Las costumbres adquiridas, las imágenes corrientes, Las fundiciones del capital. Este verano las cosechas fueron buenas. El mar muy azul. Casi verde. Te amo.

Y ahora para nuestros niños digo el color de Tolga, Ese azul que ha venido a golpear en nuestra ventana, No el azul del mar sino un lecho más profundo Para los ocios simples del alma.

Y nuestro corazón, igual que una sábana, lo teñimos con este azul (Míralo: ¡Brilla!)

¡La sonrisa azul de Tolga entre sus ruinas y sus palmas! ¡Y la dignidad de El Hamel!

¡M'Chouneche que crepitaba de audacia al fondo de las cañadas!

Ya nunca acabaré de avivar nuestras fraguas,

No acabaré jamás de nombrar sobre tu cuerpo Los infinitos prolegómenos...

¡Oh Revolución paciente

Y obstinada!

¡Oh estos dientes que son la blanca página Donde mi poema se construye! ¡Oh noche tan suave En el ajenjo de tus brazos!

Sí, no temas, diles

Que eres bella como un comité de gestión

Como una cooperativa agrícola

Como una mina nacionalizada.

¡Osemos, oh amor mío, adornar con flores nuevas

El cuerpo del nuevo poema!

Y aun mismo si el horror se nos enfrenta

(Puesto que nada es fácil, no, y todo sin fin se pospone).

En la terraza de los cafés nuestros inflados simios Mordisquean el mañana con sus cacahuetes

Y hablan de Ben M'Hidi como de un objeto de consumo anodino (¡Oh hermano-dinamita! ¡Oh hermano-llama desnuda!

¡Oh hermano-viento activo que desarraigas la gangrena!), Aunque el desaliento y la irrisión nos asaltan, Ahora ya sabemos que estamos a salvo En el gran gesto socialista

Pues la Revolución y el Amor han renovado nuestra carne (¡Salvas! ¡Cien veces salvas de tzaghrit y de semillas!) Te amo. Hacia el mar

Los hijos del alfabeto erigen su alegría como juncos. Nos sentamos a la sombra

Y tú te maravillas

Porque una vaquita de San Antón ha venido a posarse en mis rodillas.

Sí, aquellos que perecieron no nos ha engañado Es por eso que ahora cantaremos el amor.

Argel, enero de 1963 Pointe-Pescade, octubre de 1963

Versión: Fayad Jamís.

De trigo y rosas nocturnas es nuestro canto para saludar a Cuba.

Se ha levantado un pueblo,

un diente de ajo apenas, un grano de maíz

enfrenta al enorme potencial del crimen,

y he aquí que su palabra

ardiente y clara —¡campesino!—

impone a toda la orquesta, a la maquinación,

su pequeña música de libertad,

y el mundo al escucharla

se regocija.

La Soumman24 saluda a la Sierra Maestra! Hace ya años (¡siglos!)

que a estos curiosos, bizarros y tenaces barbudos

se les metió en la cabeza dar a la libertad sílabas españolas y lo lograron.

Y fueron a meter esas sílabas en la cabeza de todos los hombres

(¡incluso de una vieja «negra»!

—curioso, ¿no es verdad?)

y esta libertad ha cobrado tales proporciones

—proporciones revolucionarias—

que todos los hombres han puesto manos a la obra

de la reforma agraria, la alfabetización,

de la conciencia cívica.

Curiosos bizarros hombres tenaces,

hace ya siglos de esto...

¡Los Aures25 saludan a Guantánamo-cubano!

¡Hermano, almarada, álzate! Es exaltante esta historia. No hace siglos de esto, esa historia es la nuestra,

científica y bella como una mañana de verano sobre las terrazas

de Tlemcen.26

¡Libertad!

¡Hurra!

¡La Casbah saluda a La Habana!

Argel, enero de 1963, para el cuarto aniversario de la Revolución Cubana.

Versión: David Chericián

Asalto al cielo - Antología poética
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