Argelia, 1929 ࢤ 1989
(Nedjma debía permanecer de pie, muy cerca de la portera, su bulto a los pies, fingiendo olvidarlo entre el tumulto, y bajar rápidamente en la próxima estación.
Pero todo ha cambiado ahora... Los viajeros deben sentarse y mantener sus paquetes en las rodillas. Nedjma permanece impasible, pero se oye su voz grabada en un murmullo: «Me toca a mí ahora. Me llevaré del mundo...» Mientras ella contempla la multitud de viajeros. Gritos y risas de niños. Rostros de madres, de viejos. Paisajes de Argelia desfilan en la pantalla. Desvía la mirada; parece ver a Marguerite por primera vez.)
Nedjma: No olvides bajar.
Marguerite: Yo bajaré contigo.
(Un silencio. Nedjma coge la mano de Marguerite. Las dos voces alternan:)
Ah qué rápidamente pasa el tiempo Pero ¿qué es el tiempo Sino una bomba que tarda
Y que tarda? Mustafá:
La misma bomba nos arrastra, responsables sin serlo,
Y rechazados entre los inocentes, como monstruos de
clarividencia!
Nedjma y Marguerite:
En fin, él se quita como una venda
El tiempo, esa larga mentira
El tiempo, el Tiempo que mata
El tiempo que hasta ahora nos mataba en silencio
El tiempo ha vuelto a hallar su ritmo sanguinario
Su galope, su furor
El tiempo, esa larga mentira
(Tictac precipitado cubierto por las dos voces)
El tiempo ha vuelto a hallar su ritmo sanguinario
Él no sabe mentir, él galopa extenuado
Él no podrá jamás puntuar el mensaje
Que otros mutilados y otros muertos nos han trasmitido
Mustafá:
El tiempo, era nuestra ignorancia A los ojos de los que luchan Un falso mundo se hunde Ellos están ya en otra parte Ya están en paz en la secreta morada En la que todo el tiempo está engullido Como una piedra Sin valor
Y sin mentira
Entre las hierbas del olvido
Nedjma y Marguerite: El tiempo, era nuestra ignorancia Nosotros llegábamos sin saberlo, Inseparables de la bomba
Mustafá:
Apenas si una militaba
Y la otra era simpatizante
Y helas aquí
Helas aquí voluntarias
Y helas aquí voluntarias de la muerte
Nedjma y Marguerite:
En verdad, la muerte no es nuestro dominio
Rápidamente pasamos este negro momento
Mustafá:
Por vuestros ojos la nación verá el día
Nedjma y Marguerite:
Reducidas a ser una explosión viviente
Y que se hace esperar en el corazón del enemigo
Es preciso que nuestra sangre se encienda y que cojamos fuego
Para que se conmuevan los espectadores
Y para que en el mundo se abran al fin los ojos
No sobre nuestros despojos sino sobre las heridas de los supervivientes