Rusia, 1923 ࢤ 2003
Todos en esta casa hallan dos puertas: una de entrada y otra de salida. Entré un día por una de esas puertas, crucé sin ruido y la cerré en seguida.
Según costumbre de mi tierra amada al huésped una gran copa se entrega, Tal copa me ofrecieron a la entrada. Bebo y bebo y mi sed no se doblega.
¡Cuánto hace que traspuse los umbrales! Me dieron un kumuz desde la cuna. Cuántos años que pulso sus leales cuerdas, y mi canción es sólo una.
Soy viejo y me apresuro
a escribir, amar, creer, en mi carrera,
porque sé de seguro
que, como a los demás, tras ese muro
de la otra puerta, a mí nada me espera.
Pero de cierto aquí está mi camino, y casi en el umbral de la otra puerta escucho su chirriar terco y cansino, y puedo verla ya un poco entreabierta.
Y todo es muy oscuro tras la puerta, pero sé que, además, de antigua fecha hubo también una ventana abierta: para los sueños suficiente oferta, mas para un hombre demasiado estrecha
Hacia ella voy como en un ansia vana, en la inutilidad de mis momentos choco con el cristal de la ventana y me cortan las manos sus fragmentos
Al no alcanzar las ignoradas huellas que seguí, sé que no hay más puertas, sé que hace algún tiempo entré por una de ellas, que se abre ya la otra y pasaré.
Versión: Desiderio Navarro y David Chericián
¡Una hazaña es difícil! En la historia sólo un momento es, pero una vida digna después de mantener la gloria es aún más difícil y aguerrida.
¡Ser ladrón es difícil, o traidor! Ese momento es breve, pero es más difícil borrar el deshonor o la vida con él vivir después.
Si de pronto en metal me convirtiera, no hagan de mí monedas. No he de ser tintineo en ningún bolso o cartera, mala luz en los ojos encender.
Pero si mi destino es ser metal, hagan de mí armas, para que al salir de la vaina, ya espada o ya puñal, salga zumbando presto a combatir.
Versiones:Valeri Gurenko y David Chericián