Corea, 1894 ࢤ 1926
Aquel pino verde de la colina Nam San,
cubierto de nieve y escarcha,
está sufriendo mil dolores.
Pero quién duda, compañero, que reavivará
con el retorno de la templada primavera.
Si no logro la independencia del país, qué valor tendrá mi vida. Aunque mi cuerpo se vuelva sangre y polvo, confíen, compatriotas, en que no cederé en el camino de la restauración.
A pesar del fuego que arde en el mundo
y quema mis esposas,
la roja y bella flor florece.
En el país en que todos unidos
trabajan y avanzan cantando.
Es el país del Sol redondo y brillante.
Nuestro pueblo, perdida su patria, flota y es llevado como una hoja en el mar. Pero no llora por haberla perdido, no está lejos el día de la Independencia de nuestro pueblo y de nuestro país.
Versiones: Raimundo Pino