LA CONSPIRACIÓN DE DOMICIANO

TITVS

Norte de Roma, residencia del emperador en territorio Sabino Otoño de 79 d.C.

Partenio acababa de llegar a la residencia del emperador en territorio sabino, al norte de Roma. Tito, como su padre, prefería pasar largas semanas allí, bien protegido por los pretorianos, pero, a la vez, con mayor sosiego que en la tumultuosa Roma. Desde aquella villa se dirigía el mundo. El veterano consejero sabía que el Imperio, desde la reciente muerte de Vespasiano, estaba agitado y que el nuevo emperador podía haberle llamado por multitud de asuntos, aunque preveía cuál sería el que el emperador Tito tendría primero en su lista de prioridades.

—¿Es cierto? —preguntó Tito en cuanto Partenio entró en el amplio atrio de la villa. El consejero caminó hasta situarse en frente del mandatario del mundo, se inclinó, saludó y respondió. No necesitaba aclaraciones sobre la pregunta.

—Ave, César. Sí, César, me temo que el hermano del emperador está implicado en la conjura de parte de la guardia pretoriana.

Tito negaba con la cabeza.

—Sabía que no nos queríamos. No esperaba que mi hermano abrazara la idea de mi acceso al trono imperial con gran alegría, pero sí, al menos, esperaba un poco de lealtad, como le pidió mi padre o, en el peor de los casos, que tardara más tiempo en hacerse con el suficiente apoyo para alzarse contra mí ¿Cómo ha conseguido tantos conjurados en tan poco tiempo? ¡Por todos los dioses, apenas han pasado cuatro meses desde que falleció nuestro padre!

Partenio había reunido bastante información en los últimos días. Era el momento de exponerla.

—Domiciano, el hermano del emperador, ha prometido más dinero a los pretorianos y al ejército. El emperador Vesp… —se corrigió de inmediato ante la mirada agria del emperador Tito, pues el edicto de deificación de Vespasiano ya había sido aprobado por el Senado—; quiero decir, el divino Vespasiano, gran emperador, sin duda alguna, pero siempre remiso a subir los salarios de los militares, ha hecho que una promesa como la de Domiciano despertara la codicia de los fácilmente corruptibles. Siempre los hay. Pero…

—¿Pero…?

—Pero, César, es muy bueno saber que ha habido más leales que corrompidos y los primeros han delatado a los segundos con el suficiente tiempo como para detener a los conjurados.

Tito miraba al suelo mientras hablaba.

—Supongo que en eso tienes razón, por Júpiter. —Levantó la mirada—. ¿Se ha detenido a todo el mundo?

—Sí, César. A todos los conjurados, incluido… —dudó, inspiró aire, lo dijo despacio—: incluido el hermano del emperador… Roma está tranquila y bajo el control de la parte de la guardia pretoriana que ha sido leal. Y, si se me permite decir algo…

—Habla, Partenio —respondió Tito con rapidez—; mi padre te tenía en alta estima y llevas muchos años en el corazón del Imperio. ¿Qué quieres decirme?

—Siempre me he honrado en servir al César lo mejor que he podido. —Se aclaró la garganta—. Creo que el emperador y César Tito es muy popular en el ejército por sus grandes hazañas del pasado y eso ha ayudado a que muchos se hayan mantenido leales, sobre todo los veteranos de la campaña de Jerusalén, pero pienso que mantener la política de no subir los salarios del ejército o de los pretorianos debería ser algo a reconsiderar pasado un tiempo prudencial, claro está.

Tito asintió una vez.

—Pensaré en ello. Tú mismo has dicho que pasado un tiempo prudencial. Ahora lo importante es que se ejecute a todos los pretorianos implicados. Quiero que llegue un mensaje claro al resto de la guardia. No esperaba esto de ellos después de haber sido, de seguir siendo, pues aún no he nombrado sustituto alguno, jefe del pretorio todos estos años.

Partenio asintió.

—Y con el César Domiciano, ¿qué hacemos, augusto?

Tito maduró su respuesta un tiempo largo. En sus manos sostenía diferentes informes referentes a cuestiones de variada importancia en el Imperio: un resumen de las últimas operaciones del legatus Agrícola en la larga y complicada campaña de Britania, donde estaba reconquistando el territorio de los ordovicos [18], una región particularmente complicada de controlar; o el informe del aguador del Aqua Augusta en Pompeya, insistiendo en que el agua que llegaba a la ciudad era de ínfima calidad en las últimas semanas y pedía fondos para hacer trabajos de reparación y para investigar qué estaba pasando en las montañas desde las que partía aquel gran acueducto del centro de Italia. Lo de Britania era importante, lo del aguador de Pompeya y Herculano parecía una minucia, y todo resultaba pequeño, insignificante, frente a la pregunta que le acababa de hacer el consejero Partenio: ¿qué hacer con Domiciano? En ese momento un centurión, acompañado por varios pretorianos, entró en el atrio. El centurión estaba completamente cubierto de una sustancia entre gris y negra que se le había pegado al sudor del cuerpo. Se le veía agotado y tenía la mirada de quien acababa de ver el fin del mundo.

Los asesinos del emperador
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
Section0010.xhtml
Section0011.xhtml
Section0012.xhtml
dedicatoria.xhtml
52_split_000.xhtml
Section0001.xhtml
Section0002.xhtml
index_split_006.xhtml
index_split_007.xhtml
index_split_033.xhtml
index_split_034.xhtml
index_split_035.xhtml
index_split_036.xhtml
index_split_037.xhtml
index_split_038.xhtml
index_split_039.xhtml
index_split_040.xhtml
index_split_041.xhtml
index_split_042.xhtml
index_split_043.xhtml
index_split_044.xhtml
index_split_045.xhtml
index_split_046.xhtml
index_split_047.xhtml
index_split_049.xhtml
index_split_050.xhtml
index_split_051.xhtml
index_split_052.xhtml
index_split_053.xhtml
index_split_054.xhtml
index_split_055.xhtml
index_split_056.xhtml
index_split_057.xhtml
index_split_058.xhtml
index_split_059.xhtml
index_split_060.xhtml
index_split_061.xhtml
index_split_062.xhtml
index_split_063.xhtml
index_split_064.xhtml
index_split_065.xhtml
index_split_066.xhtml
index_split_067.xhtml
index_split_068.xhtml
index_split_069.xhtml
index_split_071.xhtml
index_split_072.xhtml
index_split_073.xhtml
index_split_074.xhtml
index_split_075.xhtml
index_split_076.xhtml
index_split_077.xhtml
index_split_078.xhtml
index_split_079.xhtml
index_split_080.xhtml
index_split_081.xhtml
index_split_082.xhtml
index_split_083.xhtml
index_split_084.xhtml
index_split_086.xhtml
index_split_087.xhtml
index_split_088.xhtml
index_split_089.xhtml
index_split_090.xhtml
index_split_091.xhtml
index_split_092.xhtml
index_split_093.xhtml
index_split_094.xhtml
index_split_095.xhtml
index_split_096.xhtml
index_split_097.xhtml
index_split_099.xhtml
index_split_100.xhtml
index_split_101.xhtml
index_split_102.xhtml
index_split_103.xhtml
index_split_104.xhtml
index_split_105.xhtml
index_split_106.xhtml
index_split_107.xhtml
index_split_108.xhtml
index_split_109.xhtml
index_split_110.xhtml
index_split_111.xhtml
index_split_112.xhtml
index_split_113.xhtml
index_split_114.xhtml
index_split_115.xhtml
index_split_116.xhtml
index_split_118.xhtml
index_split_119.xhtml
index_split_120.xhtml
index_split_121.xhtml
index_split_122.xhtml
index_split_123.xhtml
index_split_124.xhtml
index_split_125.xhtml
index_split_126.xhtml
index_split_127.xhtml
index_split_128.xhtml
index_split_129.xhtml
index_split_130.xhtml
index_split_131.xhtml
index_split_132.xhtml
index_split_133.xhtml
index_split_134.xhtml
index_split_135.xhtml
index_split_136.xhtml
index_split_137.xhtml
index_split_138.xhtml
index_split_139.xhtml
index_split_009.xhtml
index_split_010.xhtml
index_split_011.xhtml
index_split_012.xhtml
index_split_013.xhtml
index_split_014.xhtml
index_split_140.xhtml
index_split_015.xhtml
index_split_141.xhtml
index_split_016.xhtml
index_split_017.xhtml
index_split_018.xhtml
index_split_027.xhtml
index_split_019.xhtml
index_split_020.xhtml
index_split_021.xhtml
index_split_022.xhtml
index_split_023.xhtml
index_split_024.xhtml
index_split_025.xhtml
index_split_026.xhtml
index_split_142.xhtml
index_split_143.xhtml
index_split_144.xhtml
index_split_145.xhtml
index_split_146.xhtml
index_split_028.xhtml
index_split_029.xhtml
index_split_147.xhtml
index_split_031.xhtml
index_split_149.xhtml
index_split_150.xhtml
index_split_151.xhtml
index_split_152.xhtml
index_split_153.xhtml
index_split_154.xhtml
index_split_155.xhtml
index_split_156.xhtml
index_split_157.xhtml
index_split_158.xhtml
index_split_159.xhtml
index_split_160.xhtml
index_split_161.xhtml
index_split_162.xhtml
index_split_163.xhtml
index_split_164.xhtml
index_split_165.xhtml
index_split_166.xhtml
index_split_167.xhtml
index_split_168.xhtml
index_split_169.xhtml
index_split_170.xhtml
index_split_171.xhtml
index_split_172.xhtml
index_split_173.xhtml
index_split_174.xhtml
Section0013.xhtml
index_split_175.xhtml
index_split_178.xhtml
Contraportada.xhtml