CÓMO SABER SI UN RECIPIENTE ES APTO PARA MICROONDAS
Para comprobar que un determinado recipiente es apto para microondas hay que colocarlo vacío encima del plato giratorio y, a su lado, poner un vaso con agua del grifo.
Programar un minuto a potencia máxima y, al cabo de ese tiempo, comprobar lo que ha pasado: si el recipiente es apto tiene que estar frío y el agua del vaso debe estar caliente. Si el recipiente estuviera también caliente, querrá decir que absorbe microondas y, por tanto, no sería apto.
Otra cosa es que se calienten los recipientes después de haber cocinado en ellos, porque el calor de los alimentos se les transmite y, si la cocción e incluso el calentamiento, han durado varios minutos, pueden quemar y habrá que sacarlos del horno, protegiéndose las manos con agarradores de tela, de horno, de silicona o de goma. No cojáis los recipientes calientes con un paño, pues además de incómodo, podéis enrollaros en él y tirar el recipiente al suelo.
Algo que no debéis olvidar nunca es que, al destapar cualquier recipiente que proceda del microondas, deberéis levantar su tapa hacia afuera en lugar de hacia vosotros, porque si el vapor os diera directamente en la cara, podríais quemaros el rostro. No probar nunca el recipiente vacío y solo, sin el vaso de agua, porque el aparato se podría estropear al no tener ningún elemento que absorba las microondas que está emitiendo.