Notas
[1] Para los criterios actuales, cuatro millones de muertos de la Guerra de los Treinta años no parecen una cifra tan catastrófica, en comparación con los seis millones de víctimas de una guerra bastante reciente. Para evaluar las estadísticas de un modo correcto, como tan a menudo lo más útil es contemplar el tema a través del macro objetivo. Mi ciudad natal fue devastada tres veces durante la Guerra de los Treinta Años. En el año 1634, debido a enormes errores tácticos de la defensa militar de la ciudad, sufrió la ocupación y el saqueo por parte de un ejército sueco. En pocos días perdieron la vida más de dos mil de los más de doce mil habitantes originales, es decir una sexta parte. Si el grupo allegado formado por miembros de la familia y amigos sumaba doce personas (una cifra promedio), desde un punto de vista puramente estadístico hubieran enterrado a al menos dos de sus parientes y amigos. Tras el saqueo la peste asoló la ciudad; después solo quedaron con vida unas dos mil personas. Eso equivale a una tasa de mortandad del setenta y cinco por ciento o, para volver a nuestro ejemplo, de todos sus amigos íntimos y parientes solo hubiera sobrevivido usted y otra persona. Todas las guerras son el infierno. <<