10
Con gran cautela Heinrich von Wallenstein-Dobrowitz se arrastró fuera de su escondite tras los troncos de árboles cubiertos de nieve y se retiró a las profundidades del bosque que bordeaba la colina. Echó un último vistazo por encima del hombro al grupo de figuras como de juguete que permanecían de pie junto al camino y vio que una de ellas volvía a cerrar la tapa de un arcón como de juguete. Incluso desde una distancia mucho mayor habría reconocido que la figura de juguete era Cyprian Khlesl. El bosque impedía una mirada más amplia. Tras dar unos pasos más, Heinrich se encontró en medio de las docenas de hombres fuertemente armados que lo habían acompañado. Tenía el trasero dolorido tras la cabalgada, pero el dolor era casi imperceptible frente a la excitación que sentía. Era casi más intensa que la experimentada en la cámara de maravillas del emperador Rodolfo, cuando le habló a Alexandra del encuentro que planeaba mantener con su padre. Había pronunciado cada palabra con amarga seriedad: que manifestaría a Cyprian Khlesl sus verdaderos sentimientos con respecto a ella y que tras dicho encuentro nada se interpondría entre él y Alexandra. Ella no había reparado en la ambigüedad de sus palabras.
—Khlesl lo ha descubierto —dijo—. ¿Todos tenéis claro lo que ha de ocurrir?
Los hombres asintieron.
—Khlesl es mío —advirtió Heinrich—. Cuando me mee en su cadáver quiero que una bala de mi pistola esté clavada en su corazón.
Los hombres volvieron a asentir.
—Cuando alcancen la parte estrecha del río acabaremos con ellos.
Los hombres asintieron por tercera vez. Heinrich montó a caballo y cabalgaron a través del bosque casi sin hacer ruido, como invisibles y mortíferos acompañantes del fatigado cortejo de monjes que, más abajo en el camino, también se ponía en marcha. Si los monjes creían que habían escapado de la perdición, pronto comprenderían su engaño. Puede que Cyprian Khlesl y su gente se les aparecieran como un ángel de la guarda, pero el ángel de la guarda cabalgaba hacia su propia muerte y se llevaría a unos cuantos más por delante.