Capítulo 28

Lisboa, 17 de junio de 1914

Hércules y Lincoln paseaban por el puerto con la mirada perdida en el cielo amoratado del anochecer. Los azules, se habían convertido en turquesas hasta que un velo de negrura comenzó a cubrir el firmamento. Después de dar varias vueltas al asunto, habían determinado ir hasta Bélgica en barco y desde allí dirigirse a Colonia. La ruta terrestre era mucho más lenta y difícil, pero los barcos que salían de Lisboa hacían escala en algunos puertos españoles y franceses antes de llegar a Bélgica, lo que retrasaba enormemente sus planes. La única solución que se les ocurría era buscar un barco y alquilarlo por unos días.

—Pero no será fácil alquilar un barco y menos de tamaño mediano. No podemos recorrer esta enorme distancia en uno pequeño —dijo Lincoln algo inquieto ante la perspectiva de pasar varios días en alta mar.

—No se preocupe, se olvida que yo fui marinero. Podremos llegar a Amberes en poco más de tres días.

—Tres días es mucho tiempo.

—Por tierra no tardaríamos menos de una semana y el tiempo apremia. Cada vez estoy más convencido de que los que quieren hacerse con las profecías de Artabán, tienen mucha prisa.

—Pero, ¿por qué tienen importancia unas profecías que han estado casi quinientos años olvidadas?

—Imagino que aquellos que las buscan, piensan que están a punto de cumplirse.

—¿La llegada de un Mesías Ario?

—Sí.

—No le parece una historia fabulosa.

—Si le soy sincero, la historia no puede ser más increíble — comentó Hércules.

Hércules se detuvo y se puso a examinar uno de los barcos detenidamente. Lincoln contempló el barco con cierta indiferencia, barruntando una larga travesía en alta mar. El viaje desde los Estados Unidos había sido horroroso, por ello, el hecho de tener que enfrentarse de nuevo al mareo, los vómitos y la sensación de sentirse atrapado en un pequeño cascarón, no le atraía demasiado.

—No le parece una preciosidad —dijo una voz a sus espaldas. Cuando se volvieron, enfrente de él estaba un caballero portugués elegantemente vestido.

—Sr. D. Bernabé Ericeira, es un placer verle. ¿Qué hace en Lisboa?

—Es mi ciudad, don Hércules; vengo continuamente a resolver todo tipo de asuntos.

—Qué difícil es vivir entre dos ciudades —dijo Hércules—. Pero conoce al oficial de la policía de Nueva York, George Lincoln.

—Creo que nos presentaron en la ópera en Madrid.

—Es cierto —dijo Lincoln tendiéndole la mano—. Qué pequeño es el mundo.

—Hace unos días en Madrid, hoy en Lisboa, mañana... quién sabe dónde estaremos mañana.

—Eso estábamos preguntándonos, de hecho por eso observábamos este magnífico barco.

—¿Tienen que realizar alguna travesía, don Hércules?

Hércules miró a Lincoln antes de responder. Su viaje era confidencial y cuanta menos gente supiera a donde se dirigían sería mejor.

—Se lo digo, porque éste, mi barco, está a su entera disposición.

—¿Este barco es suyo don Bernabé? —preguntó sorprendido Hércules.

—La fortuna de mi familia procede del mar. Llevamos más de cuatro generaciones exportando vino de Oporto a Inglaterra. Para ser más exactos, desde las guerras napoleónicas.

—No sabía el origen de su fortuna —dijo Hércules, después añadió—: ¿Podría llevarnos hasta Amberes en el plazo más corto posible? Hay unos asuntos en Alemania que requieren nuestra inmediata presencia.

—Naturalmente, don Hércules, el barco está preparado para partir en cualquier momento. Ahora mismo si es necesario.

—Hay un tercer pasajero que tendríamos que ir a buscar.

—¿Un compañero? —preguntó el noble portugués.

—No, Alicia Mantorella.

—Alicia viaja con ustedes, entonces el viaje se convertirá en un crucero de placer.

Lincoln hincó la mirada en la delgada figura del portugués y a punto estuvo de protestar, pero Hércules se adelantó y dijo a Bernabé:

—Navegar siempre es un placer, cuando uno conoce su destino.

El mesías ario
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
Se0001.xhtml
Se0002.xhtml
Se0003.xhtml
Se0004.xhtml
Se0005.xhtml
Se0006.xhtml
Se0007.xhtml
Se0008.xhtml
Se0009.xhtml
Se0010.xhtml
Se0011.xhtml
Se0012.xhtml
Se0013.xhtml
Se0014.xhtml
Se0015.xhtml
Se0016.xhtml
Se0017.xhtml
Se0018.xhtml
Se0019.xhtml
Se0020.xhtml
Se0021.xhtml
Se0022.xhtml
Se0023.xhtml
Se0024.xhtml
Se0025.xhtml
Se0026.xhtml
Se0027.xhtml
Se0028.xhtml
Se0029.xhtml
Se0030.xhtml
Se0031.xhtml
Se0032.xhtml
Se0033.xhtml
Se0034.xhtml
Se0035.xhtml
Se0036.xhtml
Se0037.xhtml
Se0038.xhtml
Se0039.xhtml
Se0040.xhtml
Se0041.xhtml
Se0042.xhtml
Se0043.xhtml
Se0044.xhtml
Se0045.xhtml
Se0046.xhtml
Se0047.xhtml
Se0048.xhtml
Se0049.xhtml
Se0050.xhtml
Se0051.xhtml
Se0052.xhtml
Se0053.xhtml
Se0054.xhtml
Se0055.xhtml
Se0056.xhtml
Se0057.xhtml
Se0058.xhtml
Se0059.xhtml
Se0060.xhtml
Se0061.xhtml
Se0062.xhtml
Se0063.xhtml
Se0064.xhtml
Se0065.xhtml
Se0066.xhtml
Se0067.xhtml
Se0068.xhtml
Se0069.xhtml
Se0070.xhtml
Se0071.xhtml
Se0072.xhtml
Se0073.xhtml
Se0074.xhtml
Se0075.xhtml
Se0076.xhtml
Se0077.xhtml
Se0078.xhtml
Se0079.xhtml
Se0080.xhtml
Se0081.xhtml
Se0082.xhtml
Se0083.xhtml
Se0084.xhtml
Se0085.xhtml
Se0086.xhtml
Se0087.xhtml
Se0088.xhtml
Se0089.xhtml
Se0090.xhtml
Se0091.xhtml
Se0092.xhtml
Se0093.xhtml
Se0094.xhtml
Se0095.xhtml
Se0096.xhtml
Se0097.xhtml
Se0098.xhtml
Se0099.xhtml
Se0100.xhtml
Se0101.xhtml
Se0102.xhtml
Se0103.xhtml
Se0104.xhtml
Se0105.xhtml
Se0106.xhtml
Se0107.xhtml
Se0108.xhtml
Se0109.xhtml
Se0110.xhtml
Se0111.xhtml
Se0112.xhtml
Se0113.xhtml
Se0114.xhtml
Se0115.xhtml
Se0116.xhtml
Se0117.xhtml
Se0118.xhtml
Se0119.xhtml
Se0120.xhtml
Se0121.xhtml
Se0122.xhtml
Se0123.xhtml
Se0124.xhtml
Se0125.xhtml
8-autor.xhtml