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En un ataque de pánico, el joven técnico de la NASA se lanzó a la carrera por el habisferio. «¡Ha ocurrido algo terrible!» Encontró al director Ekstrom solo, cerca del área de prensa.
—Señor —jadeó el técnico—, ¡ha ocurrido un accidente!
Ekstrom se volvió con aire distante, como si sus pensamientos estuvieran ya concentrados en otros asuntos.
—¿Qué ha dicho? ¿Un accidente? ¿Dónde?
—En la fosa de extracción. Acaba de salir un cuerpo a la superficie. Se trata del doctor Wailee Ming.
El rostro de Ekstrom perdió toda expresión.
—¿El doctor Ming? Pero...
—Lo hemos sacado del agua, pero ya es demasiado tarde. Está muerto.
—Por el amor de Dios. ¿Cuánto tiempo ha estado allí?
—Creemos que aproximadamente una hora. Al parecer ha caído a la fosa y se ha hundido hasta el fondo, pero al hincharse, el cuerpo ha salido flotando de nuevo a la superficie.
A Ekstrom se le encendió el rostro rojizo.
—¡Maldita sea! ¿Quién más está al corriente?
—Nadie, señor. Sólo dos de nosotros. Lo hemos sacado del agua, pero pensamos que debíamos decírselo antes de...
—Han actuado correctamente —dijo Ekstrom, soltando un pesado suspiro—. Escóndanlo inmediatamente y no digan nada.
El técnico estaba perplejo.
—Pero, señor, yo...
Ekstrom posó una mano enorme sobre el hombro del joven técnico.
—Escúcheme bien. Estamos ante un extraño accidente, un accidente que lamento de veras. Por supuesto, me encargaré de él como conviene cuando llegue el momento. Pero ahora no.
—¿Me está pidiendo que esconda el cuerpo?
Los glaciales ojos nórdicos de Ekstrom se clavaron en él.
—Piénselo. Podríamos decírselo a todos, pero ¿qué conseguiríamos con eso? Apenas falta una hora para la rueda de prensa. Anunciar que hemos sufrido un fatal accidente ensombrecería el descubrimiento y tendría un efecto devastador sobre la moral de nuestro equipo. El doctor Ming ha cometido un error imprudente. No tengo la menor intención de hacer que sea la NASA quien pague por ello. Estos científicos civiles ya han gozado de bastantes atenciones para que encima ahora tenga que permitir que uno de sus errores enturbie nuestro momento de gloria. El accidente del doctor Ming se mantendrá en secreto hasta después de la rueda de prensa. ¿Me ha entendido?
El hombre asintió, pálido.
—Ocultaré el cuerpo.