12. El secreto de la máquina de jugar al ajedrez

Sin duda asombrará al lector enterarse de que en cierta época existían máquinas automáticas de ajedrez. En efecto, ¿cómo concebir semejantes aparatos si el número de combinaciones de las piezas en el tablero de ajedrez es prácticamente infinito?

Su explicación es muy sencilla. No era una máquina lo que existía, sino la fe en ella. Un aparato que gozó de gran popularidad fue el del mecánico húngaro Wolfgang von Kempelen (1734 - 1804), que lo presentó en las cortes austriaca y rusa y después hizo con él exhibiciones públicas en París y Londres.

Figura 4

Napoleón I jugó con esta máquina creyendo que se enfrentaba de verdad con ella. A mediados del pasado siglo el célebre aparato fue a parar a América, destruyéndolo un incendio en Filadelfia.

La fama de las demás máquinas fue menos ruidosa. No obstante, ni aún en tiempos posteriores se perdió la fe en la existencia de tales aparatos.

En realidad, ni una sola máquina de ajedrez actuaba automáticamente. En su interior se ocultaba un adiestrado ajedrecista que movía las piezas. Este seudo automático lo formaba un voluminoso cajón en cuyo interior había un complejo mecanismo. El cajón tenía también un tablero de ajedrez con sus piezas que movía la mano de un gran muñeco. Antes de empezar el juego se permitía al público que se cerciorara de que en el cajón no había más que las piezas del mecanismo. Sin embargo, en dicho cajón quedaba sitio suficiente para ocultar a un hombre de baja estatura (ese papel fue desempeñado en su tiempo por los célebres ajedrecistas Johann Allgaier y William Lewis). Es probable que mientras se iban mostrando sucesivamente al público diferentes departamentos del cajón, la persona escondida pasara con sigilo de un lugar a otro sin ser vista. El mecanismo de por sí no tomaba parte en el funcionamiento del aparato, sirviendo tan sólo para velar la presencia del jugador de carne y hueso.

De lo dicho puede concluirse lo siguiente: el número de partidas de ajedrez es prácticamente infinito, por lo cual sólo en la imaginación de personas cándidas pueden existir máquinas indicadoras del movimiento más acertado. De ahí que no deba temerse crisis alguna en el juego del ajedrez.

No obstante, en los últimos años se han producido acontecimientos que ponen en duda la veracidad de tal afirmación. Ya existen máquinas que “juegan” al ajedrez. Nos referimos a las complicadas máquinas de cálculo que permiten efectuar miles de operaciones por segundo. De ellas hemos hablado más arriba. Mas, ¿cómo pueden “jugar” al ajedrez estas máquinas? Claro es que ninguna calculadora puede hacer otra cosa que operar con números. Mas el aparato efectúa las operaciones siguiendo un esquema previo y de acuerdo con un programa elaborado de antemano. El “programa” de ajedrez lo confeccionan los matemáticos a base de una determinada táctica de juego; entendiendo por táctica el sistema de reglas que permite elegir, en cada posición, la salida más efectiva (la “mejor” desde el punto de vista de la táctica dada).

Además se fija una determinada valoración a las posiciones más favorables (movilidad de las figuras, colocación de éstas más cerca del centro que de los costados, etc.) que son expresadas en décimas de punto. Del número global de puntos que tienen las blancas, se descuenta la suma de puntos de las negras. La diferencia reflejará, hasta cierto punto, la superioridad material y de posición que tienen las blancas sobre las negras. Si esta diferencia es positiva, la situación de las blancas será más ventajosa que la de las negras; si es negativa, será menos ventajosa. He aquí uno de los ejemplos de la misma. A cada trebejo se le adjudica un determinado número de puntos, que determina su valor.

El rey

+200

puntos

La reina

+9

puntos

La torre

+5

puntos

El alfil

+3

puntos

El caballo

+3

puntos

El peón

+1

puntos

Un peón atrasado

- 0,5

puntos

Un peón aislado

- 0,5

puntos

Un peón doblado

- 0,5

puntos

La calculadora señala cómo puede cambiar en el curso de tres jugadas la diferencia registrada. Indica la combinación de tres lances más ventajosa y la registra en una tarjeta especial; con ello, la “jugada” está hecha [5]. Para ello la máquina emplea muy poco tiempo (dependiendo éste del programa y de la velocidad operativo de la máquina), de forma que no hay motivo para temer el “zeitnot”.

Es cierto que el hecho de “prever” una partida sólo con tres jugadas por anticipado caracteriza a la máquina como “jugador” bastante mediocre [6]. Pero podemos estar seguros de que con el rápido perfeccionamiento actual de las técnicas de cálculo, las máquinas “aprenderán” a “jugar” al ajedrez mucho mejor.

Nos sería difícil exponer con más detalle la composición de programas de ajedrez para la calculadora. En el próximo capítulo se examinarán esquemáticamente algunos programas sencillos.

Álgebra recreativa
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
sec_0093.xhtml
sec_0094.xhtml
sec_0095.xhtml
sec_0096.xhtml
sec_0097.xhtml
sec_0098.xhtml
sec_0099.xhtml
sec_0100.xhtml
sec_0101.xhtml
sec_0102.xhtml
sec_0103.xhtml
sec_0104.xhtml
sec_0105.xhtml
sec_0106.xhtml
sec_0107.xhtml
sec_0108.xhtml
sec_0109.xhtml
sec_0110.xhtml
sec_0111.xhtml
sec_0112.xhtml
sec_0113.xhtml
sec_0114.xhtml
sec_0115.xhtml
sec_0116.xhtml
sec_0117.xhtml
sec_0118.xhtml
sec_0119.xhtml
sec_0120.xhtml
sec_0121.xhtml
sec_0122.xhtml
sec_0123.xhtml
sec_0124.xhtml
sec_0125.xhtml
sec_0126.xhtml
sec_0127.xhtml