SIN PISTAS
(Without a Clue, 1988, Thom Eberhardt)
Teniendo en nómina a Michael Caine y a Ben Kingsley el rodaje es casi imposible que salga torcido. Estos Holmes y Watson son de lo más atrayentes, ante todo gracias al giro que da el guión con respecto a la historia del detective literario. Aquí es el doctor (Kingsley) el que se inventa en sus novelitas la imagen de Sherlock, creando una adicción en sus lectores que le obliga a buscar una persona que dé cuerpo a su invento. Caine, tomando el tipo de un actor de vodevil fracasado y borrachín, se meterá en la piel del imaginario héroe de la lupa y la pipa. De visión obligada.