BIG
(Big, 1988)
Estudio: 20th Century Fox. Director: Penny Marshall. Intérpretes: Tom Hanks, Jared Rushton, Elizabeth Perkins, John Heard, Mercedes Ruehl, Robert Loggia, David Moscow. Duración: 135 minutos.
En 1976 la factoría Disney estrena un filme de título revelador: Freaky Friday. Ese raro o extraño viernes juega con el sueño de cualquier infante, expectativa que no es otra que la de ponerse en los pantalones (falda, en este caso) de sus mayores y poder hacer lo que ellos hacen. Cuando uno va perdiendo la inocencia se percata de que aquellos deseos podrían haberse perdido en el país del olvido, ya que no hay etapa tan placentera como la despreocupada niñez. La película, dirigida por Gary Nelson, tiraba de las páginas escritas por la novelista Mary Rodgers para marcarse un tanto frente a los espectadores aún bisoños. La gracia de aquel intento fue encontrarse a la jovencita Jodie Foster compartiendo escenas con Barbara Harris o Dick Van Patten.
Salto temporal de algo más de una década. Aterrizamos en 1987 y, ahí está, remake al canto con dos recurrentes de la comedia (uno mejor que otro). Dudley Moore, el encantador saca sonrisas, y Kirk Cameron, triunfador en la pequeña pantalla, ejercen de padre e hijo que por misteriosas razones ven sus cuerpos cambiar, pasando del uno al otro. Like Father like Son llevaría por título un ingenio tan copión, perdón, medido. Entre medias otra «sesuda» moralina, el largo Vice Versa (1982) que tocaba asuntos muy relacionados y que buscaba basamentos en las frases de un libro del siglo anterior. «ViceVersa: a Lessons to Fathers» de F. Anstey, seudónimo de Thomas Anstey Guthrie, resulta culpable. Con este plantel de hallazgos a las espaldas se presenta en los cines de 1988 Big, comedia de Penny Marshall. Esta directora jamás pudo imaginar la suerte que le había caído con un simple toque de varita mágica, ante todo al estar recién salida de una película tras las cámaras como Jumpin’ Jack Flash (1986), en la que Whoopi Golberg se hacía odiar hasta más no poder.
En Big la idea es hacer realidad el deseo de un jovenzuelo que busca impresionar a una compañera de clase. Que quiere ser mayor, perfecto, la máquina de feria Zoltar Speaks se lo concede. Así de la noche a la mañana deja atrás un cuerpo de muchacho de 13 años para ocuparse de un mostrenco que será su anatomía de adulto. David Moscow, actor que se encarga de hacer de pequeño Josh Baskin, se encuentra que ha crecido más de 10 años en apenas unas horas de sueño, y que ahora su cara tiene los rasgos de la de Tom Hanks. A partir de este momento, el hombre que había dado vida al protagonista de Un, Dos Tres… Splash!, tomaría las riendas de la película. Pistoletazo de salida para observar las gansadas de un señor crecidito con cerebro de chaval barrial —que no lo decimos nosotros, que ahí está el guión—. La película recibiría el clamor popular y algunas de las mejores críticas de la prensa especializada. El papel de Hanks enterneció a los plumillas y se ganó al respetable (adorable, que le decían algunas). Big resultaría nominada para los Academy Awards en los puestos de Best Actor, Best Writing y Original Screenplay. Pasado el ecuador de los 90, y soñando con una segunda juventud tan rentable como la primera, Big se estrena en Broadway cual musical. Aun así, el film sería insustituible gracias a instantáneas para el recuerdo adolescente, iluminándolas a todas aquella escena del piano de suelo gigante en la juguetería. Quién sabe si dicho momento puso su granito de arena para el éxito, lo que sí es cierto es que el largometraje recaudó 151 millones de dólares. Por cierto, un apunte final para melómanos: «Simi simi cocouaaaa / Simi simi roooo / Conozco a una chica, ¡bonita! / Le pido una cita, ¡repita! / Quiere un helado de limón, que le gustan un montón / Damos un paseo, que no es nada feo / La canto, la bailo, la salto y la distraigo / pero a pesar de todo, no la podré ligaaaaan. Ni el mejor Sabina, vamos».