TERMINATOR
(The Terminator, 1984)
Estudio: Hemdale. Director: James Cameron. Intérpretes: Linda Hamilton, Arnold Schwarzenegger, Michael Biehn, Paul Winfield, Lance Henrlksen, Earl Boen. Duración: 101 minutos.
Terminator es una de esas películas que nacen del silencio, casi desde la serie B, en un punto sin demasiadas palmeras o alfombras de rojo brillante, y en poco tiempo se convierten en una revolución para su género. Se cuentan con los dedos de la mano estos casos, y el largometraje de James Cameron resultó ser uno de los más exitosos en esto de la rápida ascensión en una escalera de peldaños que se transformaba por arte de birlibirloque en suave rampa. Dejando a un lado el hecho de que muchos creativos o directores dicen sentirse plagiados por ideas mostradas en el filme, al igual que hay obvias referencias a la historia corta Demon with a Glass Hand y al capítulo de The Outer Limits titulado «Soldier», el cineasta consiguió con unos medios limitados dar un giro de 180 grados para cambiar definitivamente la imagen de los robots de última generación.
Esto era algo así como La joya del Nilo, para que nos entienda, sólo que aquí la gema en cuestión se llamaba Sarah Connor, y prometía ser la orgullosa mamá cuya criaturita salvará el futuro de la humanidad. Y de ese mismo mañana próximo salen en viaje temporal el chico malo y el bueno («el chico de la película», como denominaba Cañita Brava a Santiago Segura en las entrevistas de promoción de Torrente), el sucio robot más malo que malo y el bondadoso héroe seductor (terminará siendo el padre del churumbel, y él con esos pelos). El primero tiene como misión exterminar a la dama y ofrecer seguridad al futuro imperio de las máquinas, mientras que el humano busca ejercer de guardaespaldas. Arnold Schwarzenegger, ejerciendo de amasijo de hierro y malas pulgas, firma con su gélido semblante uno de los papeles que sumarían en su ascensión hollywoodiense.
Las leyendas del celuloide nos narran los detalles de un «Arnie» que en un principio se le quería como Kyle Reese, es decir, el salvador de la doncella Connor; el ex jugador de la NFL O.J. Simpson era el deseado para ejecutar las maldades del cyborg. Cameron diría que terminó desechando la participación de Simpson como ángel exterminador pues estaba convencido de que la gente no creería que alguien tan bondadoso como O.J. podía ser al mismo tiempo un rudo asesino. ¡Toma del frasco! Mira que tenía poco calado el cineasta al grandullón de los campos de juego. En fin, habría resultado excitante disfrutar de una orgía de mamporros entre Schwarzenegger y Simpson, aunque seguramente perdería su encanto final.