Capítulo IX
VINIERON DE LAS ESTRELLAS
«Cuando un famoso, aunque anciano científico, asegura que algo es posible, suele tener razón.
Cuando afirma que algo es imposible suele estar equivocado»
(Arthur C. Clarke)
El 8 de julio de 1947 una sorprendente noticia aparece en el periódico «Roswell Daily Record». Las autoridades militares aseguran haber capturado un platillo volante estrellado unos días antes. Este hecho, posteriormente desmentido y sometido a todo tipo de análisis contradictorios marca sin duda el comienzo de la era moderna de la ufología. A partir de entonces la proliferación de literatura en forma de libros y revistas tratando el tema de las invasiones alienígenas es más que notable. El cine no será ajeno a tal explosión, de modo que en los años 50 no faltarán películas que describan a los visitantes como malvados seres dispuestos a acabar con todo el que se ponga su alcance. Es la década de films como El enigma de otro mundo, La guerra de los mundos, Invaders from Mars o La invasión de los ladrones de cuerpos. Los extraterrestres eran malos y venían a por nosotros. Lógico, todavía no habían escuchado a Luixy Toledo cantar.
Con los 80 la cosa cambia. E. T. (1982), Exploradores (1985) y Mi novia es una extraterrestre (1988) nos muestran que los aliens también pueden ser, permítanos la licencia, unas bellísimas personas. Si todos son como Kim Basinger ya pueden ir viniendo, que no seremos nosotros los que les neguemos la entrada. Películas como las citadas nos hacen partícipes una vez más del espíritu desenfadado y colorista del celuloide ochentero. También hay tiempo para ejercicios más serios, reconfortantes unos (Enemigo mío) y perturbadores otros (Aliens: el regreso), al igual que visiones verdaderamente freaks del asunto como las de Alien nación o Cocoon. El caso es que los 80 dieron muchísimo de sí dentro del negociado de los seres de otros mundos. Incluso se realizaron remakes de clásicos de los 50 por aquel entonces casi olvidados, tales como La cosa o Invasores de Marte.
La década extraterrestre por excelencia tocaría a su fin con la conmovedora Abyss de James Cameron. Aquello poco tenía que ver con V, la serie que nos mantuvo pegados a las pantallas de nuestros televisores y nos dejó boquiabiertos cuando descubrimos que en realidad los visitantes no eran como nosotros… o quizá sí, como planteaba aquel legendario episodio de The Twilight Zone titulado «People Are Alike All Over».