BRAZIL
(Brazil, 1985)
Estudio: Embassy International Pictures. Director: Terry Giiliam. Intérpretes: Jonathan Pryce, Kim Greist, Robert De lio, Bob Hoskins, Michael Palin, Katherine Helmond, lan Holm. Duración: 137 minutos.
Durante los años 70 la sublimación del absurdo tomó forma en la agrupación Monty Python. En aquella reunión de geniales gamberros en pro de la carcajada se podía encontrar al único miembro no británico de tan descacharrante troupe: Terry Giiliam. Para 1985 Giiliam afrontaba su primer largometraje importante como director al margen de Monty Python. A decir verdad este camino lo había iniciado un par de años antes con el corto TTie Crimson Permanent Assurance —integrado anecdóticamente en El Sentido De La Vida aunque no protagonizado por ningún miembro de la cómica formación—, pero Brazil fue sin duda el punto de partida de una nueva carrera cinematográfica interesante aunque llena de altibajos. A pesar de todo, la ruptura con el concepto Monty Python, como veremos más adelante, no era total. Ahí estaba Michael Palin para demostrarlo.
El planteamiento de Brazil no era ni mucho menos original, todo lo contrario que el enfoque que el propio Giiliam, Tom Stoppard y Charles McKeown quisieron imprimirle como guionistas. La película representaba una fantasía distópica a lo 1984 —de hecho el título inicial del film era algo así como 1984 y medio— con grandes dosis de humor negro y surrealismo made in Monty Python. Su protagonista Jonathan Pryce ya lo comentaba en el documental Qué es Brazil: «Normalmente hay realidad y sueños. Aquí hay sueños y pesadillas». Estas dos frases ya nos ponen sobre la pista. No busquemos coherencia y realismo en Brazil porque (al menos aparentemente) son dos términos que no ven su reflejo en el celuloide de esta cinta. Sin embargo, más allá de que la película constituyera todo un compendio de inteligentes chascarrillos, la intención básica era realizar una descarnada y ácida crítica hacia todo aquello a lo que se estaba aproximando el mundo en aquellos momentos y en lo que hoy estamos plenamente sumergidos. En Brazil la burocracia lo domina todo, la vigilancia y la sospecha son constantes ineludibles en la vida diaria, la cirugía estética se convierte en una verdadera obsesión y las injusticias y las ejecuciones están a la orden del día. ¿No le recuerda todo esto a algo, amigo lector?
Cierto es que el mundo futuro desplegado por Giiliam en Brazil puede mover a la risa por sí mismo visto en los tiempos que corren, pero probablemente esa era la idea. El argumento de la cinta, por otra parte, tampoco era un dechado de virtudes y daba la sensación de alargarse indefinidamente en el último tercio del film. Sin embargo, era la sensación global contradictoria y basculante entre el humor y el patetismo lo que hacía de esta película algo especial y digno de presenciar. En el aspecto meramente visual todo estaba extremadamente cuidado, y en ocasiones uno tiene la impresión de estar asistiendo a un prólogo de la celebrada 12 monos (dirigida por el propio Giiliam en 1995), debido a sus notables similitudes estéticas. Por debajo de todo ello bullía en las encarnaciones más insospechadas la popular tonada «Aquarela do Brasil», compuesta originalmente por Ary Barroso en 1939 y adaptada hábilmente por el desaparecido Michael Kamen.
Brazil, particular mermelada de las pesadillas y ensoñaciones que rondan la cabeza de Terry Giiliam.
Es conocido el hecho de que el oscuro y sorprendente final rodado por Giiliam para Brazil no gustó nada a los productores de la obra, por lo que la cinta fue editada con el objetivo de crear el típico final feliz que gusta tanto en Hollywood, con el consiguiente enfado del director. Incluso Robert De Niro (quien interpretaba al terrorista Harry Tuttle en el film) acudió en su ayuda en el programa televisivo Good Morning America, hecho que hizo recapacitar al jefe del estudio Sid Sheinberg. Desde entonces se ha emitido en ocasiones dicha versión mutilada (nombrada con el apelativo «Love Conquers All»), aunque afortunadamente hoy podemos disfrutar del metraje completo en la edición en DVD.