WALL STREET
(Wall Street, 1987)
Estudio: 20th Century Fox. Director: Oliver Stone. Intérpretes: Michael Douglas, Charlie Sheen, Daryl Hannah, Martin Sheen, Terence Stamp, John C, McGinley. Duración: 115 minutos.
Michael Douglas había encontrado en 1984 su comedia de aventuras salvadora. Y es que una vez presentada en los cines Tras el corazón verde, al hijo del mítico Kirk Douglas no le pararon de llover ofertas. Un año después llegaría la secuela de la filmación citada, el largo La joya del Nilo que explotaba aún más el carácter cómico del trío protagonista: Michael, Danny DeVito y Kathleen Turner. Una vez puesta la directa, la aparición de un proyecto como Atracción fatal le sirvió para subrayar su particular confirmación. El éxito estaba en sus manos y muchos directores empezaron a ver en él un amuleto de la buena suerte frente a los despiadados críticos. El mismo año que pisaba la calle aquella película de infidelidades y psicopatías, igualmente lo hacía una apuesta que traería la gran nueva moda. Wall Street, espacio en el que Oliver Stone crea una trama de thriller que pone en tela de juicio el mundo de los stockbrokers, abrió la veda para muchos emprendedores que vieron en el juego de la Bolsa su dorado futuro.
Carlos Irwin Estévez, más conocido en el campo artístico como Charlie Sheen, estaba recién salido de su salto a las grandes ligas. De niño a hombre se había zafado de su imagen de adolescente con Platoon, cuando unos meses antes aún hacía de pandillero de buen corazón en un minúsculo papel dentro de la genial obra cinematográfica de John Hughes Todo en un día. Con el filme bélico Platoon cambiaron las cosas. Una de ellas fue entrar en contacto con su director, Oliver Stone, cineasta que le engancharía para su próxima correría (descartando a Tom Cruise). Así Oliver saca a Charlie de las junglas vietnamitas y lo mete en otras no menos peligrosas, en ese pequeño universo en el que su fauna puede llegar a perder la vida en el intento de ganarse hasta el último centavo de dólar. Y es ahí el punto en el que estos dos actores se encuentran, en una encrucijada que sacará sus más ocultos instintos (por lo menos en la pantalla).
Comienza así la historia de un stockbroker trepa (Sheen) que quiere llegar a la cima que controla su mentor, un despiadado tiburón que responde al nombre de Gordon Gekko (Douglas). Una operación que rompe con cualquier tipo de ética pondrá al personaje de Charlie en su sitio, sobre todo cuando descubre que el bienestar de su padre Cari (precisamente su verdadero progenitor, Martin Sheen, tomará dicho papel) está en peligro por la inminente eliminación de la empresa Bluestar en la que trabaja. Entre dentelladas por un trozo del pastel aparece la decoradora de interiores Darien (Daryl Hannah), una rubia provocativa que cerrará un triángulo destinado a la perdición.
La primera versión que concretó Oliver Stone quedaba como una película de 160 minutos, metraje recortado a 120 para su estreno. Parte del background de los personajes se perdía en aquellos trozos descartados, aunque se ganaba en el ataque directo a la trama. Los conflictos morales juegan la baza definitiva en una historia que es más de lo que aparenta en los primeros minutos de filmación. El referente resultó efectivo para futuros acercamientos, alejándose del parchís jocoso y hasta agradecido de Entre pillos anda el juego. En 2000, el director Ben Younger materializó su sentido homenaje a Wall Street en una de las escenas de El informador (Boiler Room). En aquella historia de brokers timadores telefónicos, Younger conviene que la película de cabecera de esos nuevos carroñeros de las finanzas no podía ser otra que la sacada a la luz en 1987 por el maestro Stone. Varios de los roles protagonistas incluso se saben de memoria los parlamentos de Gordon Gekko.