TODO EN UN DIA
(Ferris Bueller’s Day Off, 1986)
Estudio: Paramount Pictures. Director: John Hughes. Intérpretes: Matthew Broderick, Alan Ruck, Mia Sara, Jeffrey Jones, Jennifer Grey, Cindy Pickett, Lyman Ward, Charlie Sheen. Duración: 98 minutos.
Los primeros pasos de importancia en el mundo de la actuación de Matthew Broderick estuvieron ligados desde un principio a los del legendario dramaturgo Neil Simon. Con apenas veinte años, Broderick ya triunfaba en Broadway gracias a su papel protagonista en la obra de Simon «Brighton Beach Memoirs». Poco después el bueno de Matthew se estrenaría en el mundo del cine con Hola, Mr. Dugan, a la que seguiría Juegos de guerra, ambas producciones de 1983. 1985 vería la consagración definitiva de Broderick tanto en el celuloide (Lady halcón) como sobre las tablas de los teatros, en los que volvió a meterse en la piel de Jerome en «Biloxi Blues», continuación de «Brighton Beach Memoirs» que sería adaptada al cine en 1988 con el peregrino título español de Desventuras de un recluta inocente. En la Biloxi Blues teatral, Broderick compartía escenario con Alan Ruck, actor que interpretaría el papel de Cameron Frye en Todo en un día. De esta manera quedaba formada la pareja de amigos que vivía todo tipo de aventuras en apenas unas horas.
A pesar de que en un principio se habló de John Cusack como posible Ferris Bueller (nombre del protagonista de esta divertida cinta), a la postre fue Matthew Broderick quien ganó la partida y consiguió hacerse con el papel en lo que prometía ser el nuevo bombazo del director y guionista John Hughes. En la película, un descarado Bueller se las ingeniaba para hacerse el enfermo, librarse de las clases y de esa manera disfrutar del día libre que prometía el título original del filme. Este sencillo punto de partida se convertía en toda una mina de situaciones de lo más cómicas en las sabias manos de John Hughes, que conseguía que el a priori odioso Ferris Bueller al que todo le sale bien se transformara en un tipo entrañable al que no puedes sino aplaudir y reír las gracias. Buena parte de ello se debe a esas escenas en las que Broderick, saltándose una de las reglas más básicas de la cinematografía, habla directamente a cámara consiguiendo de este modo un contacto directo y una complicidad con los espectadores. Pero el personaje de Bueller necesitaba dos adláteres para que el círculo se cerrara de la manera adecuada. Ahí es donde surgen Alan Ruck —su mejor amigo, concebido como la antítesis de Bueller— y su novia, una Mia Sara que contabilizaba de esta manera su segunda aparición cinematográfica (la primera tuvo lugar en Legend, donde daba vida a la Princesa Lily). No deja de ser curioso el notable parecido de Sara en cuanto a rasgos faciales con la hoy omnipresente Scarlett Johansson.
Varias de las mejores secuencias de Todo en un día implican la aparición de Jeffrey Jones, ese Ed Rooney que dirige la escuela y que no puede soportar ni un minuto más que Bueller le tome el pelo a diario. Rooney se lía por este motivo la manta a la cabeza y, tomándose su duelo con Ferris como una cuestión personal (se conoce que el hombre no tenía otras metas en su vida), marcha hacia su casa para destapar el pastel. Claro, que poco sospechaba él que tan sencilla tarea le supondría acabar hecho unos zorros en lo que se puede considerar una suerte de antecedente de Solo en casa —película de 1990 con guión del propio Hughes—. Es en el hogar de los Bueller donde Rooney terminará encarándose con Jeanie Bueller (hermana de Ferris, para más señas), interpretada por una Jennifer Grey pre-bailecitos edulcorados con Patrick Swayze.
La música de Todo en un día se configura como factor fundamental desde el momento en que el «Oh yeah» de los electrónicos Yello con sus voces distorsonadas y efectos cuasi horteras es empleado en diversas ocasiones como elemento potenciador de la acción cómica desarrollada en ese momento. Tampoco puede obviarse ese «Twist and Shout» de The Beatles que se convierte en excusa para transformar un desfile por las calles de Chicago en la apoteosis de Ferris Bueller en su fantástico y entretenido «día libre».