ROBOCOP
(RoboCop, 1987)
Estudio: Orion Pictures. Director: Paul Verhoeven, Intérpretes: Peter Weller, Nancy Alien, Ronny Cox, Kurtwood Smith, Ray Wise, Dan O’Heriy. Duración: 99 minutos.
El futuro distópico nos atrapa. ¡Huyamos! La ciudad del motor, ese Detroit al que cantaban los norteamericanos Kiss, es ahora conocida como Viejo Detroit. El lugar caduco que se le considera merece una nueva oportunidad bajo un novedoso proyecto de infraestructura ilimitada: Ciudad Delta. La corporación OCP (Omni Productos de Consumo) pretende hacer un barrido de escoria callejera antes de ponerse manos a la obra con la iniciativa. Pero no será una simple idea altruista. Desde ese arranque se vivirán corrupciones y demás chanchullos internos en la todopoderosa empresa, mientras que de tapadillo se pone en marcha la apuesta RoboCop, una iniciativa nacida para quitar el trabajo a los sedentarios polis de barrio.
Paul Verhoeven, en lo que sería su primer largo norteamericano, filma a un Peter Weller que de ser el brazo de la ley Murphy (no confundir con las leyes de Murphy, que eso es harina de otro costal) termina reciclado en la máquina de combate y arrestos RoboCop. El propio director no confiaba inicialmente en una historia tan básica, tan de cómic de segunda, sin embargo su esposa sería la encargada de meterle el gusanillo en el cuerpo hablándole de las posibilidades que escondía lo principalmente lineal. El híbrido entre humano y máquina será la salvación de un Weller a punto de irse al otro mundo tras una escaramuza con miembros de la mafia local (la escena de la «balasera» sobre el pobre Murphy es de las más violentas que se habían rodado hasta aquella fecha).
En 1963 aparece la serie oriental 8 Man. Dos décadas después su trama servirá de apoyo para dar sentido a una película como RoboCop. Igualmente se habla de aquel héroe de serial japonés Uchuu Keiji Gavan como modelo para la estética del protagonista de esta futurista historia de policías y ladrones. Posteriormente, y ya como premisa con la que jugar a la ética o el ordeno y mando, a este hombre robotizado se le programa con cuatro directivas primarias; a saber: Servir a la verdad. Proteger al inocente. Hacer que se cumpla la ley. No desobedecer la orden de un oficial de OCP. La última del cuarteto es a la que mayor chicha se le saca, ante todo en la escena de la aniquilación de ese desagradable alfeñique con forma de vicepresidente de OCP, el jefecillo de la tirria a flor de piel llamado Richard «Dick» Jones (Ronny Cox).
Aun así, no nos gustaría pasar por alto el tipazo de RoboCop, todo un paraíso para desguaces y chapistas. Por la pasarela, Weller luce un exoesqueleto de última tendencia fabricado en colores sobrios de puro titanio. Esta temporada se estilarán los recubiertos de kevlar, al igual que los motores hidráulicos para piernas y brazos. De igual manera resultan el no va más las cartucheras metalizadas e incrustadas en el «muslamen». Menudo pimpollo, oiga! Con tan impresionante facha, era lógico que los adictos a esta fusión de Juez Dredd y Iron Man pidiesen segundas y hasta terceras delicias. RoboCop 2 aún contaría con Peter como protagonista, trabajando ahora un guión en el que una innovadora droga de diseño, el Nuke, toma la ciudad de este cyborg. Los paralelismos con las nuevas sustancias estupefacientes que atacaban Estados Unidos están totalmente a la vista. Sin embargo, y aunque a los acólitos hasta la médula les haga cambiar la cara, la tercera entrega era un estreno por estreno, una pavisosa esceniticación que ponía al actor Robert Burke a mal ganarse la vida como el policía robot. Finalmente se desbarro en próximos saca dineros utilizando la historia e imagen de RoboCop, aunque al menos disfrutamos de un juego para Arcade la mar de entretenido.