CARRETERA AL INFIERNO
(The Hitcher, 1986)
Estudio: TriStar Pictures. Director: Robert Harmon. Intérpretes: Rutger Hauer, C. Tilomas Howell, Jennifer Jason Leigh, Armin Shimerman, Jeffrey DeMunn. Duración: 93 minutos.
Rutger Hauer es uno de esos actores que merecían estar entre los buscavidas despiadados y de modales rudos pero efectivos en los que con los años se ha convertido a Dennis Hopper o Harvey Keitel. Ellos recibieron una segunda oportunidad, demostrando que la madurez de arrugas y rifirrafes sufridos les sentaba mejor que bien, dotando de mayor profundidad a su calidad como actores. Sin embargo, este holandés de Breukelen sigue sin encontrar ese director con bemoles suficientes como para apostar por el que pudo ser y no fue. Quién no recuerda hoy a Roy Batty, aquel replicante ambiguo que helaba la sangre en cada fotograma ganado en Blade Runner. Probablemente fue su papel más subrayado, ante todo por el carácter de obra de culto otorgada a la cinta, aunque tal vez no el más merecedor de algarabías y jaleos honoríficos. Sus héroes medievales de Lady Halcón y Los señores del acero, al igual que su desconcertante psicópata de Carretera al infierno, dejaron huella en toda una generación de cinéfilos amantes del actor con garra pero perdido en la vorágine de las modas.
El caso de Robert Harmon seguía otros derroteros. Este director lograría todo un bingo al presentar en las salas de cine de 1986 su Carretera al infierno. Este filme, deudor de El diablo sobre ruedas, se aposentaba igualmente en un primer acercamiento a la locura que Harmon había tanteado en su corto de media hora China Lake unos años antes. Y es que si aquel iniciático policía motorizado pasado de rosca rompía la monotonía de sus rondas tomándose unas vacaciones en las que hacía aflorar sus más fieros y reprochables instintos de macarra peleón (una ruptura del día a día que tiempo después aparecería en Un día de furia), Hauer hace aquí de vagabundo asesino sin complejos al que igual le da ocho que ochenta. Por ello, si el espectador rasca un poco, pronto se topa con una verdad más psicológica que sangrienta. Cierto es que asusta la maldad que despliega el rol tomado por Rutger, pero todavía es mayor la congoja cuando le situamos como un criminal salido de la nada. Su falta de antecedentes, de ficha policial para un tipo tan macabro, una vez más nos lleva a la teoría que hasta su vecino, el majo muchacho del sexto siempre tan cortés y maqueado, podría ser su verdugo en un futuro no muy lejano.
C. Thomas Howell (Ponyboy Curtis en Rebeldes) será el jovenzuelo al que le tocará sufrir en sus carnes el extraño humor de Hauer. El villano, tras ser vencido en las primeras escenas por Jim Hasley (Howell), decide vengarse colgándole el muerto (nunca mejor dicho) de su carrera delictiva. El caos comenzará desde ese momento a reinar en la vida de un muchacho que tendrá un instantáneo romance con Nash (Jennifer Jason Leigh), una camarera de polvoriento café de carretera que pronto termina perdiendo la cabeza (y otras extremidades) en un mal tirón. Hasta ahí podemos leer. El final es feliz, aunque con esas comillas que pide un the end glorioso tras mil y una destrucciones.
Rutger termina como termina, dando un cerrojazo que podría vaticinar su paso al anonimato. La leyenda del santo bebedor (1988) o Peligrosamente unidos (1991) le dejan cual perdedor de una contienda que parecía cosa sabida y ganada. Aun así, y aunque Buffy, la cazavampiros logró la auténtica repercusión en su paso a la caja tonta y no en la gran pantalla (filme que contaba con Hauer), nuestro holandés errante ha sido bendecido por la mano de San George Clooney, un actor que de Urgencias ha saltado a la primera línea de los artistas con estrella y tablas. Clooney contó con Rutger para Confessions of a Dangerous Mind en 2002, debut tras las cámaras de George. El corto The Room, en el que el rubio fornido tanto actúa como dirige en tándem, y que actualmente aparece incluido en la versión especial en DVD de The Hitcher, pone de manifiesto que el que tuvo, retuvo.