GOONIES, LOS
(The Goonies, 1985)
Estudio: Amblin Entertainment / Warner Bros. Director: Richard Donner. Intérpretes: Sean Astin, Josh Brolin, Jeff Cohen, Corev Feldman, Kerri Green, Martha Plimpton, Ke Huy Quan, Robert Davi, Joe Pantoiiano, Anne Ramsey, John Matuszak, Duración: 90 minutos. Duración: 105 minutos.
Antes de que Richard Donner sorprendiera al mundo con la saga de Arma letal y mucho antes de que Sean Astin se imbuyera del espíritu hobbit en otra trilogía (la de El señor de los anillos) existió una película que se incrustó en las entrañas de una generación de chavales. Y es que, ¿quién no ha soñado alguna vez con convertirse en uno de Los Goonies y vivir una aventura como la que experimentan estos muchachos en apenas unas horas? De acuerdo, quizá en una revisión actual nos percatemos de cosas como que Mikey Walsh (el citado Sean Astin) es en realidad un listillo un tanto repelente y chulopiscinas en potencia, pero reconozcamos que en algún momento hemos querido meternos en su piel para poder ejercer de sabelotodo mesiánico y llevarnos como quien no quiere la cosa un amago de revolcón con la futura de nuestro hermano.
El argumento de la película no podía ser más simple, pero lo que importaba realmente eran las peripecias en las que se veían involucrados los siete chavales que, sin comerlo ni beberlo, transmutaban en héroes que salvaban los Muelles de Goon de la especulación inmobiliaria. Y no, aunque usted no lo crea, por ahí no andaban Julián Muñoz y compañía. El toque amable lo ponían las dosis de humor infantil aunque no por ello menos genial en el que tenía una gran participación la singular familia Fratelli. Un contrapunto fantástico a la muchachada que dominaba el film concretado en actores como Robert Davi, Joe Pantoiiano, John Matuszak (el inolvidable Sloth) o Anne Ramsey, quien por cierto repetía prácticamente su papel de mamma en Tira a mamá del tren un par de años más tarde.
Aunque la historia partía de un relato de Steven Spielberg, el guión era de Chris Columbus, que vio ese mismo año trasladada al cine otra de sus creaciones: El secreto de la pirámide. Es cierto que el argumento se nutría de una serie de clichés bastante considerable, pero fue la perfecta combinación de todos los elementos lo que hizo de Los Goonies todo un mito del cine de aventuras para todos los públicos. La fastuosidad de los decorados, que incluían el imponente navio pirata de Willie El Tuerto (personaje sobre el que gira toda la película), era otro punto a tener en cuenta. Lamentablemente, el barco tuvo que ser destruido tras el rodaje debido a que nadie se quiso hacer cargo de él. La edición en DVD nos ha mostrado que también existieron unas escenas con un pulpo gigante que finalmente fueron eliminadas en el metraje estrenado. Lo que sí pasó el corte y apareció en la versión final fue el comentario de Data (Ke Huy Quan) sobre el cefalópodo, ante el cual nos quedamos todos patidifusos. ¿Acaso el chaval se había fumado algo extraño durante su estancia en el barco? El tema apunta más a una broma final del director que otra cosa, pero quién sabe.
Mención aparte merece el vídeo clip grabado para la ocasión por Cyndi Lauper, una auténtica freak de la música ochentera. Si todavía quedaba alguien en 1985 que pensaba que a la chica no le faltaba ningún tornillo, el clip de «The Goonies ’r’ Good Enough» a buen seguro les hizo cambiar de opinión. No lo vamos a negar, la canción de marras sigue enganchada a nuestro cerebro desde aquella primera vez que la escuchamos, pero las imágenes que lo acompañan necesitan una reivindicación por su frikerismo de grado extremo. Esa mezcla de locuras marcadamente chorras de la Lauper y su camarilla y de imágenes reales de la película no tiene precio, al igual que la aparición postrera y absolutamente surrealista del wrestler André el Gigante.
Por otro lado, el legado de Los Goonies es innegable y difícil de ignorar. Aparte de generar en su momento varias adaptaciones en forma de videojuego para las máquinas y ordenadores de la época y servir de referencia para diversos grupos musicales, no faltó un cierto interés en realizar la secuela del mito. Richard Donner y Steven Spielberg estuvieron considerando el proyecto de manera bastante seria durante un tiempo, pero en 2004 Warner Bros, acabó por el momento con estas ilusiones. En marzo de 2007 se filtró a los medios que tanto Spielberg como Donner podrían estar dispuestos e interesados en convertir la cinta en un musical. Eso habrá que verlo.