SENTIDO DE LA VIDA, EL
(Monty Python’s the Meaning of Life, 1983)
Estudio: Celandine Films / The Monty Python Partrership / Universal Pictures. Directores: Terry Jones y Terry Gilllam. Intérpretes: John Cleese, Michael Palin, Graham Chapman, Eric Idle, Terry Jones, Terry Gilliam, Carol Cleveland, Simón Jones, Patricia Quinn. Duración: 103 minutos.
Pareciera que la carrera cinematográfica del sexteto humorístico Monty Python se hubiera extendido más tiempo de lo que realmente duró, pero el hecho es que, como tal, la agrupación sólo llegó a parir tres largometrajes originales para la gran pantalla. No meteremos en el saco Se armó la gorda (1971), habida cuenta de que simplemente se trataba de una antología de los mejores sketches de las dos primeras temporadas del programa televisivo Monty Python’s Flying Circus regrabados para la ocasión. El verdadero revulsivo de Monty Python en el mundo del celuloide llegaría con Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores (1975) y, sobre todo, con la mítica La vida de Brian (1979), hoy considerada uno de los clásicos indiscutibles de la comedia cinematográfica. Vistos los resultados, es una lástima que el último film de los Monty Python en pleno fuera El sentido de la vida, ya que todavía les quedaba carrete para mucho más.
Monty Python, ácido y desternillante humor británico.
El sentido de la vida prometía una vuelta a los orígenes, el regreso al formato y el estilo del serial Monty Python’s Flying Circus. En definitiva, el sketch concebido como máxima expresión del humor moderno. Cierto es que había un hilo conductor entre todas aquellas piezas (una suerte de recorrido desde el nacimiento hasta la muerte), pero realmente aquello era una mera excusa para presentar en los cines tal recopilatorio de sátiras y gansadas de etiqueta negra realizadas expresamente —según declararon los propios cómicos en su momento— para ofender a todo el mundo. Entre aquellas piezas se encontraba Seguros permanentes Crimson, concebida inicialmente como un sketch más pergeñado por Terry Gilliam que acabó creciendo tanto que terminó por convertirse en cortometraje que introducía la película de la mejor manera posible. Y es que Seguros permanentes Crimson sigue impactando por su enfoque surrealista un cuarto de siglo después de su estreno, aunque en realidad no tenga mucho que ver con el grueso del largometraje.
A lo largo de El sentido de la vida, los desquiciadamente cuerdos Monty Python nos hacen partícipes de su visión ácida de instituciones pretendidamente sacrosantas e intocables como las iglesias católica y protestante, el ejército, la sanidad pública o la alta sociedad, haciendo uso de recursos como el humor absurdo (del que serían máximos representantes durante largos años), la escatología más salvaje (cómo olvidar la asquerosa irrupción del orondo Mr. Creosote en escena), el humor negro, los dibujos animados y los números musicales. Estos últimos contaban con la aportación del compositor británico John Du Prez, viejo amigo de Michael Palin y habitual colaborador de la agrupación. Especialmente demoledores eran «Every sperm is sacred», «Galaxy song» y «Christmas in heaven», que cerraba el largometraje al estilo de un espectáculo de Las Vegas.
Cierto es que la parte media de la película mostraba un ligero bajón en intensidad —algo reconocido por los propios Monty Python—, pero en su mayor parte El sentido de la vida ha sobrevivido perfectamente al paso del tiempo y sus recursos y maneras siguen siendo válidos y necesarios en el mundo del siglo XXI. La prueba está en la cantidad de productos destinados a promover la risa que han imitado el peculiar sentido del humor de la inolvidable formación británica. Después de El sentido de la vida el grupo como tal se disolvió, aunque sus miembros seguirían despuntando en trabajos como Brazil (1985), Un pez llamado Wanda (1988) o Las aventuras del Barón Munchausen (1989).