SUPERMAN III
(Superman III, 1983)
Estudio: Warner Bros. Director: Richard Lester. Intérpretes: Christopher Reeve, Richard Pryor, Annette O’Toole, Jackie Cooper, Robert Vaughn, Marc McCIure, Margot Kidder. Duración: 117 minutos.
Superman III, siguiendo de cerca el nauseabundo olor de la surrealista cuarta entrega, es el capítulo fílmico más incomprendido de la historia en la gran pantalla de este superhéroe que, como otros tantos, gusta de lucir calzoncillos de llamativo color sobre ajustadísimas mallas. Mira que pueden ser crueles los cronicones de ese cine presentado «con mayúsculas». Seguramente no seamos los únicos a los que el repelente niño Vicente de Christopher Reeve nos daba bastante grima en su papel. Le faltaba algo, esa chispa que engancha al espectador con el protagonista planteado. El amor y la aventura estaban ahí, bien presentes en la primera y segunda parte, mientras que el humor se tocaba como algo de pasada, muchas veces mal digerido. Sin embargo aquí llega Richard Lester acompañado del cómico Richard Pryor, dos tipos ilusionados dispuestos a armar la marimorena quitándole importancia al vitriólico hombre de acero a una capa pegado.
Pryor, uno de los cómicos fundamentales de los años 70, roba sin reparos a Reeve esta película que pareciese hecha a propósito para magnificar sus payasadas de crecidito descarriado. El, junto al siempre ácido Robert Vaughn, conseguirá sacar de sus casillas al Estrellita Castro del cómic, al igual que producir flato por medio de imparables carcajadas al patio de butacas en pleno. Probablemente la historia aquí sea lo de menos, primando el ritmo que Richard imprime a todas las escenas que le toca protagonizar. Ese aturdido empleado que sisa a su empresa informática y termina pasando al lado oscuro por arte de birlibirloque, aunque sin perder en ningún momento su corazón piadoso. Quién da más. Una perita en dulce que Gus Gorman, personaje del humorista en la película, lleva a lugares insospechados.
Nuevamente tenemos a Clark Kent/Superman, Jimmy Olsen (al que los norteamericanos Spin Doctors dedicaron una divertida tonada en los 90), Lois Lane, Lana Lang y demás etcéteras. Aun así, y aunque todo parezca llevar un rumbo previsible, el ganar un nuevo bandido para la causa con el Ross Webster de Vaughn es una verdadera suerte. Algunas lágrimas se derraman al perdernos un posible dueto junto al malo de malos Lex Luthor, ante todo por ser su buque insignia el digno de Olimpos Gene Hackman (Popeye Doyle, no te olvidamos), pero el berrinche pronto se pasa. Por lo demás, un poco de todo: acción, dudosas contaminaciones con kryptonita pasada de caducidad, ordenadores inmensos para terminar con el adalid de la letra ese mayúscula, intoxicaciones para todos los gustos y un descontrolado Richard Pryor haciendo esquí free style en lo alto de un rascacielos. ¿Alguna objeción?
No dejaremos pasar la oportunidad de acercarnos a las lentejuelas que traía la banda sonora de este nuevo superhombre. Tirando de la fundamental pieza instrumental que John Williams ofreciese a la saga, Ken Thorne se monta un score a la altura de una década que pedía música para la FM. Hasta el ayatolá de aquellas odas de pop sintético Giorgio Moroder resultó elegido para salvarse en el arca de la modernidad sacada de las páginas de un cómic (y qué cómic). El caso es que finalmente al rey midas de las pistas disco no le hicieron mucho caso, usando sus despotriques de sintetizadores en medidas puntualizaciones, mientras que Roger Miller, Marshall Crenshaw o la bailona Ghaka Khan (musa de Whitney Houston) trabajaban cual gancho de pescador veterano. La respuesta crítica no tardó en quemarles los bigotes.
El plumilla feroz Leonard Maltin acusó a Lester de sacrificar el verdadero sentido de Superman por insertar de palo unas risas baratas, intentando meter con calzador a un Pryor sobrante. Nos disculpará tan ilustre periodista fílmico, pero Richard Pryor pocas veces ha defraudado a su público; de hecho, y hasta en su última etapa como estrella del celuloide, días de degeneración física y mental, logró mantenerse en favor de su parroquia. Además, ¿en qué otra entrega se puede disfrutar del épico enfrentamiento entre las dos versiones del superhéroe encarnado por Reeve? Ahora sólo hace falta marcarse una Royal Rumble con Venom y Spiderman. Eso ya sería el éxtasis.