ACORRALADO
(First Blood, 1982)
Estudio: Orion Pictures. Director: Ted Kotcheff. Intérpretes: Sylvester Stallone, Brian Dennehy, Richard Crenna, David Caruso, Bill McKinney, Jack Starret, Miciiaei Taibot, Craig Huston. Duración: 90 minutos.
Quién no recuerda a aquel poeta francés maldito regresando a su hogar tras largas contiendas y escaramuzas con los «charlies». Cierto, contado así se queda como al principio, ¿verdad? Pero, y si le decimos que el nombre del literato outsider Arthur Rimbaud sirvió de base para encontrarle apellido llamativo al ex combatiente de Vietnam más famoso de la gran pantalla. Y si además le confirmamos que la pronunciación del apellido del novelista en francés se leería algo así como Rambo, qué nos dice. Acorralado finiquitaría cual comienzo de una saga en la que un antiguo soldado se convierte en incomprendido héroe de acción, siempre cargando con esos problemas existenciales que finalmente, y con el paso de las secuelas, quedarían como latiguillo a imitar (ese Santiago Urrialde, ¡grande!).
La novela del canadiense David Morrell, un libro de descriptivo título, «First Blood (Primera sangre)», dio pie a un quejido fílmico inicial totalmente crítico con forma de guión que con los retrasos y cambios de manos terminó como cinta de tiros y más tiros campo a través. Para la silla de director se barajaron nombres de lo más variopintos: Richard Brooks, Clint Eastwood o hasta Sidney Pollack. Cada uno tenía una visión diferente, y un protagonista a su gusto. Brooks se retiró por problemas comerciales, ya que en los 70 aún sonaban los tambores de la batalla en tierra extraña para los pipiolos yanquis, por lo que un duro comentario sobre el trato a sus veteranos no estaría bien visto. Pocas ganas de arriesgar, sobre todo con un cine de izquierdas que realmente ha sido en los últimos años cuando cobra una fuerza impensable con los flamígeros ataques contra el gobierno Bush.
Sly Stallone no siente las piernas.
Entre los actores llamados a pasar por el papel de John Rambo se encontraban figuras como Steve McQueen, John Travolta, Nick Nolte o Michael Douglas, entre otros. Aunque finalmente sería un Sylvester «Sly» Stallone el que se llevaría el gato al agua. La compañía Carolco de Mario Kassar y Andrew Vajna terminó cargando con tan peliagudo fiambre que era la adaptación del libro de Morrell, y fueron ellos los que apostaron por el hombre que había parido Rocky con sus manitas. Sly, al que un tiempo antes se le negaba la posibilidad de participar en el proyecto por tener facha de tontorrón para un papel tan introspectivo, ahora resultaba caballo ganador. Cierto es que junto con su papel de Rocky Balboa, Rambo ha sido el personaje que mayores glorias le ha dado en los años 80.
Lo que no se puede negar es el ya auténtico aire mercantilista del proyecto desde la primera de las entregas. Podríamos pensar que inicialmente no se barajaba la posibilidad de darle más hermanos al largo, pero el acto de desechar el final de la novela original es algo llamativo y realmente esclarecedor. En Acorralado se descarta el suceso dramático de una muerte final del combatiente; todo lo contrario, John termina de una pieza y listo para ser rescatado en segundas y terceras partes (entregas, todo sea dicho, ya orientadas hacia la maldad llegada allende las fronteras hamburguesa; es decir, los contras de una administración olvidadiza quedaban como agua de borrajas en la guerra fría).