51

LA FELICIDAD INMINENTE

Miedo, temblor en mí, en mi cuerpo;

temblor como de árbol cuando el aire

viene de abajo y entra en él por las raíces,

y no mueve las hojas, ni se le ve.

Terror terrible, inmóvil.

Es la felicidad. Está ya cerca.

Pegando el oído al cielo se la oiría

en su gran marcha subceleste, hollando nubes.

Ella, la desmedida, remotísima,

se acerca aceleradamente,

a una velocidad de luz de estrella,

y tarda

todavía en llegar porque procede

de más allá de las constelaciones.

Ella, tan vaga e indecisa antes,

tiene escogido cuerpo, sitio y hora.

Me ha dicho: «Voy». Soy ya su destinada presa.

Suyo me siento antes de su llegada,

como el blanco se siente de la flecha,

apenas deja el arco, por el aire.

No queda el esperarla

indiferentemente, distraído,

con los ojos cerrados y jugando

a adivinar, entre los puntos cardinales,

cuál la prohijará. Siempre se tiene

que esperar a la dicha con los ojos

terriblemente abiertos:

insomnio ya sin fin si no llegara.

Por esa puerta por la que entran todos

franqueará su paso lo imposible,

vestida de un ser más que entre en mi cuarto.

En esta luz y no en luces soñadas,

en esta misma luz en donde ahora

se exalta en blanco el hueco de su ausencia,

ha de lucir su forma decisiva.

Dejará de llamarse

felicidad, nombre sin dueño. Apenas

llegue se inclinará sobre mi oído

y me dirá: «Me llamo…»

La llamaré así, siempre, aún no sé cómo,

y nunca más felicidad.

Me estremece

un gran temblor de víspera y de alba,

porque viene derecha, toda, a mí.

Su gran tumulto y desatada prisa

este pecho eligió para romperse en él,

igual que escoge cada mar

su playa o su cantil donde quebrarse.

Soy yo, no hay duda; el peso incalculable

que alas leves transportan y se llama

felicidad, en todos los idiomas

y en el trino del pájaro,

sobre mí caerá todo,

como la luz del día entera cae

sobre los dos primeros ojos que la miran.

Escogido estoy ya para la hazaña

del gran gozo del mundo:

de soportar la dicha, de entregarla

todo lo que ella pide, carne, vida,

muerte, resurrección, rosa, mordisco;

de acostumbrarme a su caricia indómita,

a su rostro tan duro, a sus cabellos

desmelenados,

a la quemante lumbre, beso, abrazo,

entrega destructora de su cuerpo.

Lo fácil en el alma es lo que tiembla

al sentirla venir. Para que llegue

hay que irse separando, uno por uno,

de costumbres, caprichos,

hasta quedarnos

vacantes, sueltos,

al vacar primitivo del ser recién nacido,

para ella.

Quedarse bien desnudos,

tensas las fuerzas vírgenes

dormidas en el ser, nunca empleadas,

que ella, la dicha, sólo en el anuncio

de su ardiente inminencia galopante,

convoca y pone en pie.

Porque viene a luchar su lucha en mí.

Veo su doble rostro,

su doble ser partido, como el nuestro,

las dos mitades fieras, enfrentadas.

En mi temblor se siente su temblor,

su gran dolor de la unidad que sueña,

imposible unidad, la que buscamos,

ella en mí, en ella yo. Porque la dicha

quiere también su dicha.

Desgarrada en dos, llega con el miedo

de su virginidad inconquistable,

anhelante de verse conquistada.

Me necesita para ser dichosa,

lo mismo que a ella yo.

Lucha entre darse y no, partida alma;

su lidiar

lo sufrimos nosotros al tenerla.

Viene toda de amiga

porque soy necesaria a su gran ansia

de ser

algo más que la idea de su vida;

como la rosa, vagabunda rosa

necesita posarse en un rosal,

y hacerle así feliz, al florecerse.

Pero a su lado, inseparable doble,

una diosa humillada se retuerce,

toda enemiga, de la carne esa

en que viene a buscar mortal apoyo.

Lucha consigo.

Los elegidos para ser felices

somos tan sólo carne

donde la dicha libra su combate.

Quiere quedarse e irse, se desgarra,

por sus heridas nuestra sangre brota,

ella, inmortal, se muere en nuestras vidas,

y somos los cadáveres que deja.

Viva, ser viva, en algo humano quiere

encarnarse, entregada; pero al fondo

su indomable altivez de diosa pura

en el último don niega la entrega,

si no es por un minuto, fugacísima.

En un minuto sólo, pacto,

se la siente total y dicha nuestra.

Rendida en nuestro cuerpo,

ese diamante lúcido y soltero

que en los ojos le brilla,

rodará rostro abajo, tibio par,

mientras la boca dice: «Tenme».

Y ella, divino ser, logra su dicha

sólo cuando nosotros la logramos

en la tierra, prestándole

los labios que no tiene. Así se calma

un instante su furia. Y ser felices

es el hacernos campo de sus paces.

Poesías completas
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
Presag-0-portada.xhtml
Presag-00.xhtml
Presag-01.xhtml
Presag-02.xhtml
Presag-03.xhtml
Presag-04.xhtml
Presag-05.xhtml
Presag-06.xhtml
Presag-07.xhtml
Presag-08.xhtml
Presag-09.xhtml
Presag-10.xhtml
Presag-11.xhtml
Presag-12.xhtml
Presag-13.xhtml
Presag-14.xhtml
Presag-15.xhtml
Presag-16.xhtml
Presag-17.xhtml
Presag-18.xhtml
Presag-19.xhtml
Presag-20.xhtml
Presag-21.xhtml
Presag-22.xhtml
Presag-23.xhtml
Presag-24.xhtml
Presag-25.xhtml
Presag-26.xhtml
Presag-27.xhtml
Presag-28.xhtml
Presag-29.xhtml
Presag-30.xhtml
Presag-31.xhtml
Presag-32.xhtml
Presag-33.xhtml
Presag-34.xhtml
Presag-35.xhtml
Presag-36.xhtml
Presag-37.xhtml
Presag-38.xhtml
Presag-39.xhtml
Presag-40.xhtml
Presag-41.xhtml
Presag-42.xhtml
Presag-43.xhtml
Presag-44.xhtml
Presag-45.xhtml
Presag-46.xhtml
Presag-47.xhtml
Presag-48.xhtml
Presag-49.xhtml
Seguro-0-portada.xhtml
Seguro-01.xhtml
Seguro-02.xhtml
Seguro-03.xhtml
Seguro-04.xhtml
Seguro-05.xhtml
Seguro-06.xhtml
Seguro-07.xhtml
Seguro-08.xhtml
Seguro-09.xhtml
Seguro-10.xhtml
Seguro-11.xhtml
Seguro-12.xhtml
Seguro-13.xhtml
Seguro-14.xhtml
Seguro-15.xhtml
Seguro-16.xhtml
Seguro-17.xhtml
Seguro-18.xhtml
Seguro-19.xhtml
Seguro-20.xhtml
Seguro-21.xhtml
Seguro-22.xhtml
Seguro-23.xhtml
Seguro-24.xhtml
Seguro-25.xhtml
Seguro-26.xhtml
Seguro-27.xhtml
Seguro-28.xhtml
Seguro-29.xhtml
Seguro-30.xhtml
Seguro-31.xhtml
Seguro-32.xhtml
Seguro-33.xhtml
Seguro-34.xhtml
Seguro-35.xhtml
Seguro-36.xhtml
Seguro-37.xhtml
Seguro-38.xhtml
Seguro-39.xhtml
Seguro-40.xhtml
Seguro-41.xhtml
Seguro-42.xhtml
Seguro-43.xhtml
Seguro-44.xhtml
Seguro-45.xhtml
Seguro-46.xhtml
Seguro-47.xhtml
Seguro-48.xhtml
Seguro-49.xhtml
Seguro-50.xhtml
FSigno-0-portada.xhtml
FSigno-01.xhtml
FSigno-02.xhtml
FSigno-03.xhtml
FSigno-04.xhtml
FSigno-05.xhtml
FSigno-06.xhtml
FSigno-07.xhtml
FSigno-08.xhtml
FSigno-09.xhtml
FSigno-10.xhtml
FSigno-11.xhtml
FSigno-12.xhtml
FSigno-13.xhtml
FSigno-14.xhtml
FSigno-15.xhtml
FSigno-16.xhtml
FSigno-17.xhtml
FSigno-18.xhtml
FSigno-19.xhtml
FSigno-20.xhtml
FSigno-21.xhtml
FSigno-22.xhtml
FSigno-23.xhtml
FSigno-24.xhtml
FSigno-25.xhtml
FSigno-26.xhtml
FSigno-27.xhtml
FSigno-28.xhtml
FSigno-29.xhtml
FSigno-30.xhtml
FSigno-31.xhtml
FSigno-32.xhtml
FSigno-33.xhtml
LaVoz-0-portada.xhtml
LaVoz-01-portada.xhtml
LaVoz-01.xhtml
LaVoz-02.xhtml
LaVoz-03.xhtml
LaVoz-04.xhtml
LaVoz-05.xhtml
LaVoz-06.xhtml
LaVoz-07.xhtml
LaVoz-08.xhtml
LaVoz-09.xhtml
LaVoz-10.xhtml
LaVoz-11.xhtml
LaVoz-12.xhtml
LaVoz-13.xhtml
LaVoz-14.xhtml
LaVoz-15.xhtml
LaVoz-16.xhtml
LaVoz-17.xhtml
LaVoz-18.xhtml
LaVoz-19.xhtml
LaVoz-20.xhtml
LaVoz-21.xhtml
LaVoz-22.xhtml
LaVoz-23.xhtml
LaVoz-24.xhtml
LaVoz-25.xhtml
LaVoz-26.xhtml
LaVoz-27.xhtml
LaVoz-28.xhtml
LaVoz-29.xhtml
LaVoz-30.xhtml
LaVoz-31.xhtml
LaVoz-32.xhtml
LaVoz-33.xhtml
LaVoz-34.xhtml
LaVoz-35.xhtml
LaVoz-36.xhtml
LaVoz-37.xhtml
LaVoz-38.xhtml
LaVoz-39.xhtml
LaVoz-40.xhtml
LaVoz-41.xhtml
LaVoz-42.xhtml
LaVoz-43.xhtml
LaVoz-44.xhtml
LaVoz-45.xhtml
LaVoz-46.xhtml
LaVoz-47.xhtml
LaVoz-48.xhtml
LaVoz-49.xhtml
LaVoz-50.xhtml
LaVoz-51.xhtml
LaVoz-52.xhtml
LaVoz-53.xhtml
LaVoz-54.xhtml
LaVoz-55.xhtml
LaVoz-56.xhtml
LaVoz-57.xhtml
LaVoz-58.xhtml
LaVoz-59.xhtml
LaVoz-60.xhtml
LaVoz-61.xhtml
LaVoz-62.xhtml
LaVoz-63.xhtml
LaVoz-64.xhtml
LaVoz-65.xhtml
LaVoz-66.xhtml
LaVoz-67.xhtml
LaVoz-68.xhtml
LaVoz-69.xhtml
LaVoz-70.xhtml
RdeAmor-0-portada.xhtml
RdeAmor-01.xhtml
RdeAmor-02.xhtml
RdeAmor-03.xhtml
RdeAmor-04.xhtml
RdeAmor-05.xhtml
RdeAmor-06.xhtml
RdeAmor-07.xhtml
RdeAmor-08.xhtml
RdeAmor-09.xhtml
RdeAmor-10.xhtml
RdeAmor-11.xhtml
RdeAmor-12.xhtml
RdeAmor-13.xhtml
RdeAmor-14.xhtml
RdeAmor-15.xhtml
RdeAmor-16.xhtml
RdeAmor-17.xhtml
RdeAmor-18.xhtml
RdeAmor-19.xhtml
RdeAmor-20.xhtml
RdeAmor-21.xhtml
RdeAmor-22.xhtml
RdeAmor-23.xhtml
RdeAmor-24.xhtml
RdeAmor-25.xhtml
RdeAmor-26.xhtml
RdeAmor-27.xhtml
RdeAmor-28.xhtml
RdeAmor-29.xhtml
RdeAmor-30.xhtml
RdeAmor-31.xhtml
RdeAmor-32.xhtml
RdeAmor-33.xhtml
RdeAmor-34.xhtml
RdeAmor-35.xhtml
RdeAmor-36.xhtml
RdeAmor-37.xhtml
RdeAmor-38.xhtml
RdeAmor-39.xhtml
RdeAmor-40.xhtml
RdeAmor-41.xhtml
RdeAmor-42.xhtml
RdeAmor-43.xhtml
RdeAmor-44.xhtml
RdeAmor-45.xhtml
RdeAmor-46.xhtml
RdeAmor-47.xhtml
RdeAmor-48.xhtml
RdeAmor-49.xhtml
RdeAmor-50.xhtml
RdeAmor-51.xhtml
Largolamento-0-portada.xhtml
Contemplado-0-portada.xhtml
Contemplado-0-dedicatoria.xhtml
Contemplado-0-cita.xhtml
Contemplado-01.xhtml
Contemplado-02.xhtml
Contemplado-03.xhtml
Contemplado-04.xhtml
Contemplado-05.xhtml
Contemplado-06.xhtml
Contemplado-07.xhtml
Contemplado-08.xhtml
Contemplado-09.xhtml
Contemplado-10.xhtml
Contemplado-11.xhtml
Contemplado-12.xhtml
Contemplado-13.xhtml
Contemplado-14.xhtml
Contemplado-15.xhtml
Todomasclaro-0-portada.xhtml
Todomasclaro-0-cita.xhtml
Todomasclaro-01.xhtml
Todomasclaro-02.xhtml
Todomasclaro-03.xhtml
Todomasclaro-04.xhtml
Todomasclaro-05.xhtml
Todomasclaro-06.xhtml
Todomasclaro-07.xhtml
Todomasclaro-08.xhtml
Todomasclaro-09.xhtml
Todomasclaro-10.xhtml
Todomasclaro-11.xhtml
Todomasclaro-12.xhtml
Todomasclaro-13.xhtml
Todomasclaro-14.xhtml
Todomasclaro-15.xhtml
Todomasclaro-16.xhtml
Todomasclaro-17.xhtml
Todomasclaro-18.xhtml
Confianza-0-portada.xhtml
Confianza-0-dedicatoria.xhtml
Confianza-01.xhtml
Confianza-02.xhtml
Confianza-03.xhtml
Confianza-04.xhtml
Confianza-05.xhtml
Confianza-06.xhtml
Confianza-07.xhtml
Confianza-08.xhtml
Confianza-09.xhtml
Confianza-10.xhtml
Confianza-11.xhtml
Confianza-12.xhtml
Confianza-13.xhtml
Confianza-14.xhtml
Confianza-15.xhtml
Confianza-16.xhtml
Confianza-17.xhtml
Confianza-18.xhtml
Confianza-19.xhtml
Confianza-20.xhtml
Confianza-21.xhtml
Confianza-22.xhtml
Confianza-23.xhtml
Confianza-24.xhtml
autor.xhtml