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LOS SIGNOS
¿Ya te cansa, mundo, ser
enorme sueño indistinto?
¡Tantos espacios ofreces,
invitación, a los signos!
De día y de noche, playas,
páginas de lisa arena.
Las cubren olas y olas,
de curvas coplas concéntricas.
¡Qué cargada de iniciales,
de corazones y fechas,
la corteza del aliso,
cronista de amor agraz,
historiador de parejas!
Frescos pliegos, extendidos
céspedes, en la pradera.
Sol, ramas, hojas y sombras,
en ellos cuentan historia
de trémulas peripecias.
Pendolista, la mañana
sobre lámina de alborea
se inclina, y en trazos finos
de viento marcero, apunta
esdrújulas agudezas.
Áspero riscal, ¡qué blando
a escrituras, cuando nieva!
Penígeros, luna y sol
con letras de oro y de plata
lo convierten en leyenda.
A ese cándido papel
aun el candor se le aumenta,
si siente posarse el verso
que del vacío le salve
y a inmortalidad le ascienda.
¿Qué esperanza de ser fábula
mantiene al mundo rodando?
Abierto y sin prisa espera,
tan en blanco,
que sus más ocultas glorias
al fin se le vuelvan poema.