23
TÚ, MÍA
Estáte tú donde quieras,
sigue, si quieres, creciendo,
Yo ya te tengo.
Aunque hables días y noches,
nada dices ya;
tu palabra última fue
aquella que yo te oí.
Días rindes y motores,
de tanto buscarte rumbos.
Quieta
estás, clavada en el sitio
donde te dejé de ver.
No darás un paso más.
Nunca cumplirás más años.
Te pasarán por el cuerpo
completos los almanaques,
escuadrones de los santos
del día una y otra vez.
El tiempo
siempre te estará aguardando
en el minuto siguiente
a éste en que te tengo yo.
Tú eres ya una fecha sola.
Y cuando te canses ya
de vivirte en los espejos,
en las sombras, en los ojos,
de verte tan parecida
a ti, que quieras ser tú,
volverás aquí, a la cima
más alta de ti, al momento
tan perfecto, tan sin par,
imposible en lo mejor,
que quise dejarte así,
y me marché de tu lado
diciéndole al tiempo: basta.
Vivir era ir hacia atrás.
Ya se te había acabado
—te tengo así— el más allá.