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La balanza —bien lo veo—
está vencida hacia el lado
del platillo malo.
¿Quién me puso allí ese peso?
No fui yo, pero allí está
puesto en mi daño,
y cargo con pesadumbres
que trajeron otras manos.
Señor, lo que yo no puse
¿por qué me es fuerza quitarlo?
¡Y hay muchas cosas queridas
en ese platillo malo!