Machomacho
Basta ya.
Acaba de una vez.
Estás acabado, macho, aunque sigas corriendo.
Di otra vez: así se hará.
Aprieta otra vez el botoncito y haz bailar las marionetas.
Muestra otra vez tu firmeza y sus grietas.
Da un puñetazo en la mesa y di: ése es el mío.
Cuenta otra vez cuántas veces y de quién.
Sé otra vez duro para que quede marcado.
Pruébate una vez más tu grande, demostrada,
tu eternotutela universal.
Machomacho.
Estás ahí y con tu traje entero.
Los hombres no lloran, hombre.
Tus sueños, típicamente masculinos, han sido todos filmados.
Tus victorias fechadas y clasificadas.
Tu progreso capturado y medido.
Tus duelos y sus actores fatigan el programa.
Has cambiado demasiado de chistes; radio macuto guarda silencio.
Poderoso (todavía hoy), tu poder se deroga a sí mismo.
Machomacho.
Di otra vez yo.
Piensa otra vez rigurosamente.
Mira otra vez a través.
Ten otra vez razón.
Guarda un silencio profundo otra vez.
Aguanta o derrúmbate una vez más.
No hace falta que recojas; déjalo todo ahí.
Has sido agotado por tus propias leyes,
despedido de tu propia historia.
Y sólo el niño mimado que hay en ti
puede seguir jugando un ratito con sus construcciones.
¿Qué va a decir, machomacho, tu mujer?