Deméter
Con ojos abiertos
ve la diosa
qué ciego está el cielo.
Pestañas que arrojan pétreas la sombra.
No hay párpados que se cierren creando el sueño.
Siempre horrorizada
desde que vio al dios aquí,
en el yermo,
donde se engendró el arado.
El mulo da vueltas voluntariamente sobre la cebada.
Eso no cambia.
Nosotros, excluidos del círculo,
hacemos una foto
sobreexpuesta.