Como en el cine
Una mujer que se acaricia el pelo
o que hojea rápidamente sus amores
no puede acordarse.
De vez en cuando quisiera ser pelirroja
o estar un poco muerta, o desempeñar
un papel secundario en otra película.
Ahora se desintegra en trapos y retazos.
Una pierna de mujer vista aisladamente.
No quiere ser feliz sino que la hagan.
Quiere saber lo que está pensando él.
Y a la otra, si es que hay otra,
quiere censurarla en el filme: tris-tras.
La acción sigue: daños en la carrocería, lluvia
y la sospecha escondida en el maletero.
Los fines de semana dejan huellas en la ropa interior masculina.
Peludos… pelados: miembros a discreción.
Una bofetada promete lo que luego suena a verdadero.
Ahora quiere vestirse otra vez,
pero naciendo antes de la espuma
y dejando de oler a extraño.
Demasiado flaca, de tantos yogures,
Ilsebill llora bajo la ducha.