Hablando del tiempo
De repente nadie quiere pasar antes que el otro.
¿Adónde vas y por qué tanta prisa?
Sólo atrás —pero ¿dónde es atrás?—
se atropellan aún.
Si debiera impedirse a esos muchos
que se mueren de hambre muy lejos
pero, por lo demás, no llaman la atención,
morirse de hambre
es una cuestión que, de pasada,
se sigue planteando.
La Naturaleza —eso dice también el Tercer Programa—
sabrá encontrar una solución.
Seamos realistas.
Hay tanto que hacer aquí.
Tantos matrimonios destruidos.
Métodos, según los cuales dos por dos son cuatro.
En caso necesario, el Estatuto de los funcionarios.
Por la noche nos damos cuenta furiosos
de que también el tiempo previsto estaba equivocado.