¿Cuándo se convirtió el cine independiente en un fenómeno comercial?
En 1989 un director veinteañero llamado Steven Soderberg volvió al festival de cine independiente de Sundance, donde había ganado el primer premio el año anterior. «¿Qué ha pasado?», le comentó a un periodista. «Hay agentes con teléfonos móviles por todas partes.» Lo que había pasado es que, a lo largo de aquel año, Sexo, mentiras y cintas de vídeo, la película de Soderberg, había recaudado en taquilla veinticinco millones de dólares cuando había costado tan solo uno. La gran industria se había dado cuenta de que aquellos directores independientes podían ser rentables.
Cada mes de enero en la estación de esquí de Sundance, el rincón del estado de Utah en el que se celebra el festival que dirige Robert Redford, se dan cita, por un lado, cazatalentos, productores y distribuidores; por otro, directores novatos que aspiran a darse a conocer. Desde entonces el cine independiente ha dejado de serlo, al menos económicamente hablando, porque las grandes compañías de Hollywood han ido creando filiales encargadas de invertir en estas películas de presupuesto bajo y pretensiones más artísticas que comerciales. Otras veces participan haciéndose cargo de su distribución. Como dicen los hermanos Coen, «antes era más fácil decir qué películas eran independientes y cuáles no; ahora, tal y como se hacen, resulta complicado y arbitrario. Tres de nuestras películas han sido financiadas, al menos en parte, por una gran multinacional como Polygram. Si el criterio de independencia es tener control sobre la película, decidir el reparto y el montaje final, cumplimos los requisitos».
En 1997 solo una de las cinco candidatas al Oscar, Jerry Maguire, representaba al cine puramente hollywoodiense. Era el año de El paciente inglés y se habló en titulares del triunfo de las producciones independientes. No había, sin embargo, que escarbar mucho para encontrar en aquellas producciones las huellas del gran capital. ¿Dónde radica entonces la diferencia entre el cine de Hollywood y el independiente? Probablemente en el concepto. Hollywood es la comida rápida. Los independientes, la gastronomía.