¿Quién es el director menos prolífico del cine americano?
Tres películas en veinticinco años de carrera revelan su carácter peculiar y enigmático, solo comparable al de Stanley Kubrick o al del español Víctor Erice. Terrence Malick se convirtió en una de las grandes promesas del cine americano gracias a su espectacular debut en 1973 con Malas tierras, una road-movie protagonizada por una pareja de jóvenes amantes que huían de la justicia e iban jalonando su camino de asesinatos. La película era una mezcla de melodrama rural, thriller y relato poético que mostraba la pasión del director por el paisaje de la América profunda.
Este hecho quedaría también reflejado cinco años después con su siguiente film: Días del cielo (1978). Esta vez la acción estaba ambientada en 1916 en las granjas de los emigrantes. La película no cumplió las expectativas comerciales que tenía, aunque sirvió para lanzar la carrera del actor Richard Gere y permitió al español Néstor Almendros ganar un Oscar por su maravillosa fotografía, que consiguió filmando únicamente veinte minutos al día, en la hora del crepúsculo.
Después Terrence Malick desapareció de la vida pública e inició un silencio artístico de casi veinte años, hasta su reaparición en 1998 con La delgada línea roja, una película bélica en la que el tema central no era la contienda ni el heroísmo, sino la corrupción espiritual del hombre y su relación con la naturaleza.