¿Quién hizo reír a Greta?
Solo un director elegante y sofisticado podía hacer que una diosa hiciera comedia sin perder ni un ápice de su divinidad. Ernst Lubitsch tuvo que desplegar todo su encanto personal para persuadir a Greta Garbo de que protagonizara Ninotchka. Cuando acudió a la primera cita con el director, «la divina» se negó a bajarse del coche. Lubitsch tuvo que subirse al asiento del copiloto y los dos charlaron allí, dentro del automóvil, durante las siguientes dos horas. La Garbo ponía pegas sobre todo a la escena de la borrachera, porque, decía, emborracharse no era del todo apropiado para alguien como ella. Lubitsch la convenció a duras penas y el personaje de la comisaria soviética seducida por los encantos de París es uno de los más divertidos y entrañables de la historia de la comedia.