¿Qué es el cine independiente?
Desde que Hollywood apostó decididamente en los años ochenta por el cine comercial de masas, aquellos autores que concebían las películas como vehículos de expresión tuvieron que refugiarse en pequeñas producciones. Mientras Hollywood se movía en presupuestos de varios millones de dólares, ellos se las arreglaban con unos cuantos miles. Pero a cambio tenían una independencia artística que pronto fue la envidia de los millonarios realizadores de la gran industria. A esta forma de entender el cine fuera de Hollywood se le dio el nombre de cine independiente. Eran películas que se distribuían en un circuito de exhibición minoritario, pero que se daban a conocer en todo el mundo gracias a los festivales de cine.
Jim Jarmusch rodó su primera película —Permanent vacation (1980)— usando los restos de película que le sobraron a su amigo Wim Wenders. Poeta y asiduo de los círculos punk neoyorquinos, Jarmusch había sido músico antes que cineasta. De su profesor Nicholas Ray siguió siempre el consejo de «no aceptar a los héroes» y sus personajes son habitualmente perdedores y gente peculiar. En 1984 se dio a conocer en el Festival de Cannes con Extraños en el paraíso. A partir de ahí, y gracias a títulos como Bajo el peso de la ley (1986) o Mistery train (1989), se convirtió en el director de moda entre los cinéfilos más a la última. A pesar del éxito nunca renunció a sus bajos presupuestos ni a sus historias personales, que tendían siempre a lo extraño. Rodaba a veces en blanco y negro y películas divididas en episodios. La banda sonora era casi tan importante como la imagen y con él colaboraban asiduamente músicos de la talla de Tom Waits, John Lurie o Neil Young, cuya guitarra distorsionada resultó imprescindible para crear la atmósfera de Dead man (1995), un western experimental en el que, gracias a su prestigio, Jarmusch consiguió embarcar a dos estrellas de Hollywood como Robert Mitchum y Johnny Depp. Sin hacer ninguna concesión Jarmusch se ha convertido en el gran clásico de los independientes.
El mismo año en que Jarmusch se daba a conocer en Cannes (1984), dos hermanos de Minnesota afincados en Nueva York mostraban lo complicado que puede resultar matar a un hombre en Sangre fácil. Para poder producirla Joel y Ethan Coen habían emprendido una agotadora recolecta entre familiares y amigos. Como si lo morboso del guión no bastara, uno de esos amigos, urólogo de profesión, les devolvió el guión salpicado de sangre.
A partir de ahí los Coen, escribiendo, dirigiendo y produciendo juntos, siguieron rodando películas. Su gran habilidad era crear de un solo brochazo personajes singulares que quedaban grabados en el espectador con tan solo una aparición en pantalla. Su sentido del humor tendía hacia el absurdo y al surrealismo, pero sin perder nunca la verosimilitud ni el cariño hacia los personajes. Su consagración llegó cuando, en 1991, ganaron la Palma de Oro del Festival de Cannes con Barton Fink, la historia de un guionista atrapado en un bloqueo creativo. Su mayor éxito popular fue Fargo (1996), un policiaco protagonizado por Francis MacDormand, esposa de Joel, que interpretaba a una sheriff de Minnesota embarazada.