¿Por qué se llamó «negro» al cine negro?
El color del género fue una metáfora. Los filmes de cine negro eran policíacos en los que la intriga era, sobre todo, una excusa para mostrar ambientes y actitudes. Ni el escritor, Raymond Chandler, ni el director, Howard Hawks, por ejemplo, eran capaces de desentrañar del todo algunos detalles de la trama que ellos mismos construyeron en El sueño eterno (1946). Pero esto no ha impedido que esa historia se alce en la cumbre de la literatura y el cine negros. Porque lo que importaba eran los personajes y su atmósfera. El bien ya no estaba separado del mal por una línea clara, sino que todo estaba dominado por la ambigüedad. La policía era corrupta, los amigos se traicionaban por pocos dólares… Abundaban los chantajistas, los asesinos y, por supuesto, las mujeres fatales, maestras en las artes del engaño y la seducción.
El negro era el color del pesimismo por una sociedad corrompida, el color de la desconfianza en la naturaleza humana. También el color de la estética de estas películas. Repletas de sombras, los filmes negros incorporaban muchos de los recursos visuales del expresionismo alemán, como picados, contrapicados y angulaciones de cámara.