¿Fue Apocalypse now la película que puso de moda las películas sobre Vietnam?
En efecto, Apocalypse now fue una de las películas que más ayudó a romper el tabú en el cine acerca de la guerra de Vietnam, un conflicto sobre el que durante buena parte de los setenta se había mantenido un escrupuloso silencio. Pero la película de Coppola no fue la primera. En realidad, el fuego lo había abierto John Wayne, que ya en 1969 dirigió y protagonizó Boinas verdes, un film de propaganda a favor de la intervención norteamericana. En esa misma época el propio Gobierno norteamericano impulsó el rodaje de varios documentales, uno de ellos producido por John Ford, que destacaban el heroísmo de los soldados, para contrarrestar así la respuesta pacifista de los jóvenes que se manifestaban contra la guerra. Pero Hollywood tardaría aún algunos años en dar su versión del conflicto de Indochina. Las primeras películas se ocupaban tangencialmente de la frustración a la que debían enfrentarse los veteranos que volvían del frente y las heridas físicas y psicológicas que la guerra había dejado en ellos. En esta línea incidían Los visitantes (1972), de Elia Kazan, o Taxi driver (1975), de Martin Scorsese.
En 1978 se estrenó El regreso, de Hal Ashby, en la que se abordaba mucho más directamente el tema de las secuelas de Vietnam. Narraba la aventura amorosa entre la mujer de un militar y un veterano de guerra que se había quedado parapléjico.
Sus dos protagonistas: Jane Fonda y John Voight, consiguieron con ella el Oscar de interpretación. En esa misma ceremonia, el premio a la mejor película se lo llevó otro film sobre Vietnam: El cazador, de Michael Cimino, que contaba la historia de tres amigos que decidían alistarse en un arrebato de valentía y cómo esa aventura acabaría destrozando sus vidas. La película de Cimino era a la vez un canto a la amistad y un grito contra la guerra, apoyada en una magnífica fotografía y en la interpretación de sus actores: Robert De Niro y Christopher Walken, entre otros, que hicieron de ella una película excepcional.
El rechazo frontal a la guerra continuaría con otros filmes, como el musical Hair (1979), dirigido por Milos Forman. Pero con la llegada de la Administración Reagan se produjo un cambio de mentalidad en las películas y los soldados dejaron de ser las víctimas para aparecer retratados como los héroes. Así, las pantallas de los ochenta se llenaron de «rambos», «desaparecidos en combate» y otros subproductos de puro patrioterismo.
Desde entonces el cine sobre Vietnam se ha convertido en un subgénero que todavía hoy sigue proporcionando películas de toda índole, calidad e ideología. El director Oliver Stone, antiguo soldado, se erigió en el cronista oficial de lo ocurrido allí con sus películas Platoon (1987), Nacido el 4 de julio (1990) o El cielo y la tierra (1993). La chaqueta metálica (1987), de Kubrick, se centraba en la capacidad de los seres humanos para aceptar un lavado de cerebro que les convertía en máquinas de matar. Jardines de piedra (1987), de nuevo de Coppola, mostraba una amarga visión de la guerra desde los despachos de la retaguardia, mientras que Good morning Vietnam (1988) se acercaba al tema desde la comedia.