¿Cómo se convirtió el surrealismo en cine?
Durante el estreno de Un perro andaluz (1928) en París, Luis Buñuel se escondía detrás de la pantalla y tenía el bolsillo lleno de piedras para defenderse en caso de que el público reaccionara violentamente. Pero no tuvo que usarlas. En el patio de butacas se habían reunido Picasso, André Bretón y otros miembros de la vanguardia artística, y todos terminaron maravillados. Aquel día dos españoles: Luis Buñuel y Salvador Dalí, habían dejado patente que el surrealismo también podía ser cine. La película era una sucesión de imágenes oníricas sin ningún argumento: un ojo seccionado por una cuchilla, una mano mutilada, unas hormigas que surgían de esa mano… Se trataba, según Dalí, de representar el pensamiento tal cual es, sujeto a sus asociaciones desordenadas. Pero, más allá de postulados teóricos, si la película funcionaba era porque había surgido de la creatividad de un hombre más gamberro y surrealista que el propio surrealismo.
Luis Buñuel había nacido con el siglo XX en Calanda (Teruel). Era el mayor de siete hermanos, hijos de un indiano enriquecido. Había abandonado los estudios de ingeniería agrónoma para estudiar Filosofía y Letras. Como cualquier estudiante salía de juerga con sus compañeros de la madrileña Residencia de Estudiantes. Con la peculiar diferencia de que en su caso los amigos de pandilla se llamaban Federico García Lorca y Salvador Dalí.
En 1925 Buñuel residía en París, donde había conseguido un trabajo. Viendo un día Tres palabras, del director Fritz Lang, supo que quería dedicarse al cine. Hizo de extra, ayudante de dirección… Según cuenta en sus memorias, un día, cuando visitaba a Dalí en su casa de Figueras, le comentó al pintor que había soñado que «una nube desflecada cortaba la luna y una cuchilla de afeitar hendía un ojo». Dalí le relató, a su vez, que él había visto en sueños una mano llena de hormigas. Y de aquel intercambio de visiones nació el guión de Un perro andaluz, que escribieron juntos con una regla muy severa: desterrar cualquier imagen que pudiera encerrar algún significado o simbolismo.