El vacío
Unos discípulos dejaron a un maestro,
y en el camino de vuelta
se preguntaban desengañados:
— ¿Qué estaríamos buscando con él?
Uno de ellos respondió:
— A ciegas nos subimos a un coche
que un cochero ciego
conducía ciegamente,
arreando sus caballos ciegos.
Pero si nosotros mismos,
al igual que ciegos,
avanzáramos a tientas,
quizás, encontrándonos al borde del precipicio,
con nuestro bastón palparíamos,
la nada.