Alma y yo en la Religión
Comenzaré por la Religión, preguntando primeramente: ¿Qué ocurre en una persona cuando ésta se experimenta como religiosa?
Mirando a personas religiosas vemos que son conscientes de depender de fuerzas cuyo actuar permanece misterioso. A la vista de tales experiencias toman una actitud de profundo respeto, de humildad o de devoción ante algo misterioso que no comprenden. Ésta es la verdadera actitud religiosa. Nos lleva más bien a dar un paso hacia atrás que no hacia adelante, está libre de reivindicaciones y se halla en concordancia y en paz. Yo la llamo la religión del alma.
Sin embargo, existe un ámbito en el alma que no soporta esta actitud de respeto. En su lugar intenta apoderarse de la realidad detrás de los fenómenos, influir en ella y someterla, por ejemplo, a través de ritos, sacrificios, expiación y oración. Ésta sería para mí la religión del yo.
Bien se halla también una resonancia de la religión del alma en la religión del yo, ya que también aquí se reconoce una realidad que nos sobrepasa; al mismo tiempo, sin embargo, se intenta suprimir el carácter oculto de esta realidad para disponer de ella. En el fondo, esto es una contradicción. En consecuencia, la religión se degenera en el punto en el que pretendemos descubrir el misterio y manejarlo en vez de respetarlo. De esta manera ya nos viene trazado el camino de purificación para las religiones y para la realización religiosa: es el camino que abandona al yo para volver al alma.