El sacrificio
Buscando una respuesta a la gracia de la dicha experimentada, o a la supuesta injusticia de la desdicha, algunos pretenden obligar lo divino, que permanece oculto, a que les revele cuál es el precio de lo que recibieron. Así, le ofrecen un sacrificio, por ejemplo, limitándose, ejerciéndose en la ascética, anulándose ante lo divino o entregándole algo querido, a veces incluso, a la pareja o, aún peor, a su hijo.
Pero al final, el misterio, que intuimos en su profundidad insondable, pero no está a nuestra disposición, revela su grandeza justamente sustrayéndose a esta pretensión.